Tchouameni, Camavinga... y Ceballos
El Madrid volvió de Almería con los puntos pero la alegría no fue completa porque las presentaciones no resultaron. Rüdiger facilitó por mala colocación el gol de Almería, aunque luego se enmendó y jugó decentemente. Y Tchouameni, como Camavinga, que no era novedad pero en cierto modo también pasaba examen, no dio ni frío ni calor. El Madrid llegó al descanso por detrás en el marcador y tuvieron que entrar primero Modric y después Casemiro, de modo que el saldo del partido vino a ser que el eje Modric-Casemiro-Kroos sigue constituyendo el chasis imprescindible del equipo. La renovación no parece estar a la vuelta de la esquina.
Tchouameni y Camavinga son buenos jugadores, como Rüdiger, pero los trasplantes de futbolistas no siempre salen bien. Siempre hay un espacio de duda y el medio campo resulta especialmente delicado para eso. El jugador que se coloca en el cruce de caminos, como Casemiro, o el que asume la responsabilidad de llevar la manija, como Modric o Kroos, necesita que todo el equipo crea en él. Que le busque, que se le ofrezca, que esté atento a sus movimientos e intenciones. Eso no es fácil tenerlo desde el primer día, y menos en un club tan grande. Tchouameni y Camavinga se tendrán que ganar con entrenamientos y talante esa jerarquía.
Mejor veo a Ceballos, que el año pasado sufrió varios meses de inactividad por culpa aquella lesión en los JJ OO. He aquí un jugador que sí se atreve: si no le buscan, busca. No le quema el balón, maneja y resuelve. Ancelotti dijo el curso pasado que estaba siendo injusto con él, así que supongo que le iremos viendo cada vez más. Ahí tienen Tchouameni y Camavinga en quién fijarse. Y también, en otro sentido, Asensio que está pasando por lo mismo que Ceballos (término de contrato a un año vista e intento de ir a otro equipo con plaza de titular asegurada a fin de jugar el Mundial) y ha reaccionado de forma muy distinta, con abulia y despecho.