Susto a un Madrid en servicios mínimos
Ancelotti dijo que no, que lo del Mundial no cuenta, que la larga ausencia de Benzema no tiene que ver con eso, pero luego ante el Cádiz dejó fuera a los dos únicos presuntos mundialistas españoles, Carvajal y Asensio, alimentando más las interpretaciones maliciosas. También las alimentó el ritmo-carreta de Tchouaméni, que ni pincha ni corta. Si tuviéramos que juzgarle por lo que viene haciendo las últimas semanas, exigiríamos la devolución del precio. No pasa con todos, pero sí hay los suficientes entre rebajados de servicio por el entrenador y los que se toman libre por su cuenta para que nos quede un Madrid en servicios mínimos.
Aun así ganó el partido, pero con susto gordo. Ya en el descuento, al estupendo lateral Espino se le escapó por muy poco un cabezazo en globo sobre Courtois. Hubiera sido el 2-2 sin remedio. No podríamos haberlo considerado justo en términos estrictamente futbolísticos, pero sí un castigo merecido por ese aire de dejadez que ha llevado al Madrid a gastar los ahorros. Pese a haberle ganado en el Bernabéu, el Madrid llega a este corte mundialista de la jornada 14 dos puntos por detrás del Barça. El madridismo ha vivido estas semanas con creciente decepción y ya solo desea que pase el Mundial para ver de nuevo al equipo en su integridad.
Cierto que a Modric se le escapó el 3-0 increíblemente, en jugadón de Vinicius, y que con un VAR más severo Fali se hubiera ido a la calle en el primer tiempo por un cate a Rodrygo cuyas repeticiones escamoteó la realización, lo que no impidió que al poco corriera la imagen por las redes porque los tiempos son los tiempos. Pero en el tramo final el Cádiz provocó un susto gordo, primero con el 2-1 y luego con el casi 2-2, gracias a un tramo final del partido que supuso tanto un elogio a la fe inconmovible del Cádiz como un reproche a este Madrid que, se quiera o no, ha vivido las últimas jornadas con mucha gente mirando al Mundial.