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Sufrir y disfrutar sobre tierra

La tierra, que se pega al cuerpo durante el juego y ciega la vista cuando se levanta el viento, es terreno de gladiadores. Una superficie donde todo va más lento. Donde si has de sufrir, vas a sufrir más. Y Carlos Alcaraz, en su cuarta participación en Roland Garros (quinta si contamos su breve paso por la previa en 2020) se sometió a un duro examen de resistencia ante Jannik Sinner y lo superó. Una experiencia que puede ser muy valiosa para el futuro en un torneo que premia a los que demuestran un mayor aguante. “Tienes que encontrar la diversión sufriendo. Esto es Roland Garros, cuatro horas y cinco sets, así que tienes que luchar y que sufrir. Yo tenía calambres y él también, pero aprendí de lo del año pasado contra Djokovic”, dijo después.

El murciano supo espantar los nervios que agarrotan, que hacen que los músculos se bloqueen y la mente no fluya. Así perdió el año pasado en semifinales frente al serbio. Y así comenzó ante el italiano. Tieso por la responsabilidad y la presión. Pero consiguió liberarse y eso es algo que queda ya en la mochila.

Que Alcaraz está hecho para los Grand Slams lo acredita que, con sólo 21 años, ha ganado diez de los 11 partidos que ha disputado a cinco sets en grandes. Únicamente perdió contra Matteo Berrettini en el Abierto de Australia 2022. Uno de esos partidos fue la prodigiosa remontada ante Djokovic para coronarse en Wimbledon en 2023. Es un chico hecho de otra pasta, que si además comienza a disfrutar sufriendo (¿no les recuerda eso a un tal Rafa Nadal?) puede marcar otra época en la arcilla de París. Al tiempo.

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