Rodrygo agiganta su leyenda
Hay que ser extremadamente bueno para compartir delantera con Vinicius y Benzema y salir en la foto como protagonista principal en los últimos grandes títulos de este equipo de leyenda. Y es que Rodrygo es un superclase que es capaz de hacer que parezca sencillo decidir partidos con goles en los momentos en los que se juega sin red. Con su cara de niño bueno, de no haber roto en su vida un plato, tiene una clarividencia fuera de lo normal para vacunar porteros con suma facilidad. En encuentros en los que a la mayoría de los delanteros se les encoge la pierna y se empequeñece la portería, Rodrygo disfruta como si estuviera jugando con sus colegas en la playa. Es un futbolista de finales y eso tiene un valor incalculable en un club del nivel del Madrid.
Rodrygo ha sido paciente para esperar su oportunidad de ser titular indiscutible en el mejor equipo del mundo, aunque en determinados momentos daba la sensación de que tenía que hacer el doble que otros para disfrutar la mitad de minutos. Lejos de caer en el error de poner caritas o mostrarse perezoso, se ha dedicado a trabajar en silencio y a mejorar su físico hasta que Ancelotti se ha rendido a su calidad. Arropado por un entorno familiar espectacular, el delantero está quemando etapas a un ritmo vertiginoso en su proceso de convertirse en un futbolista de referencia mundial.
A su edad lo ha ganado todo siendo protagonista y eso son palabras mayores sólo al alcance de los escogidos. Y lo bueno es que, por edad, condiciones y ambición, su margen de progreso asusta. Si todo es normal le quedan por delante sus mejores años y el madridismo se frota las manos porque Rodrygo sólo está en la rampa de salida Por el camino ya se ha convertido en leyenda, saliendo en el centro del póster de los últimos grandes títulos del Madrid. El martes llega el City y el madridismo se relame pensando en otra actuación portentosa de su goleador fetiche.