Opinión

Premio opinable, ninguneo indiscutible

A Dembéle le avalan sus goles y sus títulos, pero se le queda corto el carisma. El undécimo puesto de Pedri suena ofensa.

Ousmane Dembélé, en el momento de recibir el Balón de Oro.
Benoit Tessier
Luis Nieto
Director adjunto. Licenciado en CC de la Información por la U. Complutense y máster en Transformación Digital y Estratégica (EOI), inició su carrera en el Diario Ya. Trabajó El Independiente y Diario 16. Llegó a AS en 1996. Ha ejercido las funciones de jefe de fútbol, redactor jefe, subdirector, director de la página web y director de Información.
Actualizado a

El Balón de Oro viene a ser el resultado de una consulta a casi un centenar de periodistas de todo el mundo a los que se pide que, metafóricamente, echen a pies y elijan quiénes estarían en su bando en un hipotético partido de fútbol. Hasta 47 jugadores coleccionan el esférico galardón, cuyas restricciones hasta 2007 no permiten establecer quiénes fueron los mejores de la historia. Solo desde esa fecha son elegibles futbolistas de todo el mundo. Antes solo se permitía votar a europeos (hasta 1995) o jugadores que actuaran en Europa. Un estudio de France Football determinó que sin esas restricciones Pelé hubiera ganado siete y Maradona, dos.

Las bases del premio exigen a los votantes tener en cuenta los resultados obtenidos individual y colectivamente, la clase del jugador, su carrera y su carisma. Innegables los méritos de Dembélé en los tres primeros criterios, discutibles los otros dos. Reconozcámosle el gran año, pero recordemos también su carrera irregular y un comportamiento, a veces, poco ejemplar. Hizo 35 goles en el curso pasado, dos más que en seis años en el Barça, donde acumuló lesiones y desplantes. En 2022 Mateu Alemany pidió su salida del club por falta de compromiso. En su primer año en el PSG fue apartado por indisciplina. De carisma no anda sobrado.

Noticias relacionadas

Al borde de ese dorado Hall of Fame quedó Lamine Yamal, cuyo segundo puesto con solo 18 años supone un hecho extraordinario, seguramente irrepetible. Lamine, de haberse seguido el curso natural de las cosas, estaría hoy preparando su viaje a Chile como precoz integrante la Selección Sub-20 que jugará el Mundial de la categoría y provocando, probablemente, un cisma entre el Barça y la Federación. Pero resulta que Lamine es Mozart, casi un veterano en la absoluta y el jefe del Barça. Es bueno recordar que fue Xavi quien se atrevió con él y quien se lo dio casi horneado a Flick. Quizá fue porque a él tardaron demasiado en verle. Ojalá no le pase lo mismo al Balón de Oro con el ninguneado Pedri.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Inicia sesión para seguir leyendo

Sólo con tener una cuenta puedes leer este artículo. Es gratis
Gracias por leer
Etiquetado en:
Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Te recomendamos en Opinión

Productos recomendados