Por todas las que no pudieron llegar
España hoy en día es la gran dominadora del fútbol femenino mundial. Los datos lo avalan. Ahora mismo la Selección es campeona del mundo Sub-17 y Sub-20. De hecho, La Rojita suma ya tres entorchados planetarios. Falta subir ese último escalón, el de la categoría absoluta. Y está a sólo dos partidos de lograrlo y ser el primer país en reinar en todas las categorías del fútbol femenino mundial. Pero estos éxitos no son cosa de un día ni de dos. Son años de trabajo, generaciones que han luchado contra viento y marea, contra zancadillas y desigualdades. Generaciones que han luchado en el barro para reivindicar el sitio que merecía el fútbol femenino, protestas y huelgas. Una lucha que, poco a poco, ha dado sus frutos.
Talento en España nunca ha faltado. Desde las Kubalitas o Conchi Amancio a las Natalia Pablos, Sonia Bermúdez, Vero Boquete, Mar Prieto o Adriana Martín, la cantera española siempre ha dado muy buenas jugadoras. Pero faltaba ese salto a la profesionalidad. Competir de tú a tú con cualquiera, sin que el físico sea un hándicap ni la falta de preparación. Las Alexia, Aitana, Jenni, Paredes o Esther tienen ya todas las herramientas para poder ganar un Mundial. Y están obsesionadas con conseguirlo. Hoy no serán once jugadoras las que luchen en Auckland por llegar a la final, serán todas esas generaciones que lucharon soñando con este momento...