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Piqué se puso el Barça por montera

La segunda entrega de El Mundo sobre los archivos de Bartomeu espulga las relaciones de Piqué con el club y expone con fea crudeza cómo este singular jugador hacía lo que le daba la gana. La debilidad de Bartomeu para con Messi, que podría tener su explicación, ya que no justificación, por su condición de jugador único, se ve acentuada por los abusos a los que se dejó someter por Piqué. He aquí un futbolista grande pero de otra escala que a la sombra de Messi, entre cuya cuadrilla de cuates militó, mejoró sus contratos más allá de límites razonables y utilizó al club como plataforma para lanzar sus aventuradas iniciativas comerciales.

Abusó, abusaron, de un presidente pusilánime. Él les firmó eso, él les admitió eso, dicen quienes les defienden, y es verdad. Al menos no le firmó a Messi esa indecente cláusula de rescisión de 10.000 euros (¿había necesidad de proponer tal humillación?) pero ya se vio que admitió todo lo demás y en ese todo lo demás se incluyen los abusos de una camarilla en la que Piqué figuraba como socio de honor. Cierto que no era un mero amiguete de Messi, también le avalaba una trayectoria extraordinaria en el Barça y en la Selección, pero un cierto freno moral que podríamos definir como decencia le hubiera debido aconsejar ahorrarse según qué cosas.

Hace tiempo que pienso que el gran Barça se empezó a ir al traste cuando se fueron marchando Puyol, Xavi e Iniesta, que constituían un eje de estabilidad. Estos días que se habla tanto de Vinicius recuerdo cómo Puyol fue a un córner de Vallecas para disolver un bailecito entre Thiago y Alves. Pasó el tiempo, ellos tres ya no están y nadie pudo moderar el trastornado albedrío de los nuevos líderes de una plantilla sin freno para abusar de todo lo abusable, en el caso que nos ocupa Bartomeu. Eso es lo que retratan estos nuevos papeles, que hablan de un club incapaz de imponerse a un Piqué desembridado que se puso el Barça por montera.