Pídele peras al Olmo
Después de la escalada suele venir la desescalada, más aún si el sherpa no viste de azulgrana. Enjuagar siete puntos reales en tres jornadas al Madrid es como ascender sin oxigeno embotellado al Annapurna, que lo de subir al Everest se ha convertido en una verbena. El Estadio Insular está a nivel del mar, pero el nivel de hematocritos para jugar ante Las Palmas, hoy y siempre, debe ser bastante alto. Sangre espesa ante los amarillos desde los tiempos de Tonono, Guedes, Castellano y Dévora. Ellos siguen honrando su camiseta en cada partido, en casa o fuera. Al Barça por desgracia le da vergüenza jugar de azulgrana lejos de casa. Prefiere la prima de Nike a honrar a los colores y a Gamper.
Y entonces, cuando peor estaba la cosa, surgió un catalán de pelo platino, el primer cambio de Flick. Algo debe tener Olmo cuando su inscripción se convirtió en una cuestión de estado. El Barça pareció volver a vestir de azulgrana con sus pases y desmarques. Se marcó un zapateado en el área rival antes de golpear con violencia el interior del travesaño y dejar el balón botando como una bola loca dentro del marco canario. Pídele peras al olmo.
La sentencia llegó con Ferran, el segundo cambio del alemán, para asegurar el liderato. Hoy hay elecciones en su país. A finales de 2024 parecía que estábamos enterrados. Sigamos soñando con ser la locomotora alemana en España y en Europa