París: ¿y si es el año?
La propuesta, esto es innegable, es divertidísima para un espectador neutral.
Si el guion de la Champions League lo escribiera el literato más proclive a los giros argumentales más sorprendentes, sin duda el desenlace de la presente temporada nos presentaría al PSG como nuevo campeón de Europa justo el año después de la marcha de Mbappé. ¿Sería más potente ese final o el de un Barça-Madrid en Múnich el 31 de mayo? ¿Y una semifinal entre los blancos y el técnico asturiano como paso previo a cualquiera de las dos resoluciones? Todo esto es aún posible hoy a esta hora, pero quizá no lo sea mañana.
En Birmingham sueñan con una remontada extremadamente difícil. Necesitan un gol menos que el Madrid contra el Arsenal, pero si hubiera que apostar a que se da una de las dos, creo que la mayoría intuiríamos que hay más probabilidades en el Bernabéu. El PSG está jugando de maravilla. Seguramente su punto de inflexión fue el partido ante el Manchester City, en el que se puso 0-2 abajo y tuvo la personalidad para seguir insistiendo en su idea -ya era superior perdiendo- y acabar volteando el resultado. Contra el Liverpool, el día que cayó por 0-1, bordó el fútbol. El miércoles pasado, sin ser tan excelso su partido, volvió a fluir con un juego extraordinario a la hora de progresar con el balón. El trabajo táctico de Luis Enrique se aprecia en la excelente colocación de las piezas para generar siempre ventajas en la circulación. Vitinha, que es junto a Pedri el gran centrocampista del momento, posee una intuición posicional que está a la altura de su capacidad de superar líneas con un pase o con una conducción. Es pequeño, pero roba porque está donde hay que estar y porque sus compañeros se aplican en la presión. Las dos únicas dudas con respecto a este equipo son si podrá mantener el nivel de acierto rematador pese a jugar sin un delantero centro de verdad y si su atrevimiento innegociable le va a penalizar en algún momento en el que el contexto parezca reclamar un poco más de pragmatismo. La propuesta, esto es innegable, es divertidísima para el espectador neutral.
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