Pacho: de desconocido a baja capital
La ausencia del central ecuatoriano supone un problema para Luis Enrique.

Un buen PSG, pero menos que en la Champions. Del campeón francés hemos escrito tantos artículos esta temporada que es complicado decir algo nuevo. En el último, justo antes de su duelo inaugural en este Mundial de Clubes ante el Atlético de Madrid, nos preguntábamos sobre la tensión competitiva que podía mostrar tras su triunfo en la Copa de Europa. Era razonable pensar que le iba a costar mostrar la misma intensidad porque, tras un éxito como ese, es natural que la activación disminuya. Después de observar al cuadro galo en los cinco encuentros que lleva en el torneo (cuatro victorias y una derrota, con un único gol en contra), la sensación es que su grado de motivación es alto y que sus actuaciones han sido las propias de un muy buen equipo extraordinariamente trabajado por su entrenador, pero quizá con un punto de perfección más bajo que en las rondas finales de la Champions. Sin ir más lejos, ante el Bayern en cuartos de final lo pasó mal, e incluso se podría decir que estaba siendo ligeramente inferior hasta el momento del 1-0 de Doué. Fue meritoria su resistencia en los minutos finales con inferioridad numérica y su personalidad para incluso lograr el segundo tanto con dos hombres menos, pero en general ha sometido menos a los rivales que lo que venía haciendo dos meses atrás.
El momento de Beraldo. Es curioso lo de Willian Pacho. Cuando lo contrató el PSG hace un año pagando cuarenta millones al Eintracht de Frankfurt, mucha gente se quedó sorprendida por su precio: parecía otra operación más en la que uno de los nuevos ricos del fútbol europeo con presupuesto prácticamente ilimitado fichaba jugadores depositando cantidades muy por encima de los precios de mercado. Doce meses después, nadie duda de que fue uno de los grandes aciertos del mercado de verano de 2024 en el fútbol mundial. El ecuatoriano no sólo es rápido y contundente en el apartado defensivo: ofrece una fantástica salida de balón desde el perfil zurdo. Su ausencia ante el Real Madrid -y en una hipotética final- supone un contratiempo inmenso para Luis Enrique, que tampoco podrá contar con un Lucas Hernández que habría sido la mejor opción para sustituirle. Le va a tocar entrar en escena al brasileño Lucas Beraldo, que pese a contar con unas condiciones que en su día le hicieron ser identificado como una promesa interesante -especialmente en cuanto a su capacidad para elegir el primer pase-, lo cierto es que ha cometido errores de bulto en el año y medio que lleva en Europa. Contra el Bayern entró bien: concentrado, mostrando carácter y contribuyendo con un despeje de mérito. Pero hay dudas con respecto a su fiabilidad. Nunca se le ha visto con una regularidad impoluta, con ese aplomo que sí desprende Pacho.
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¿Dembélé de inicio? La gran duda con respecto al once de Luis Enrique está en el ataque. Y se parece un poco a la que ha estado en el entorno del Real Madrid y que ha tenido que ver con Mbappé. Ousmane Dembélé, la gran figura de la temporada parisina a efectos de desequilibrio en los metros finales -aunque Vitinha le podría discutir perfectamente lo de haber sido el jugador más influyente-, no ha sido titular en ningún partido del Mundial de Clubes. Su lesión contra España en las semifinales de la Nations League le dejó fuera de los tres partidos de la fase de grupos. Reapareció en octavos de final contra el Inter Miami disputando media hora y jugó los veinte minutos finales ante el Bayern -anotando el segundo gol-. ¿Está listo ya para arrancar frente a los blancos? En ese caso, Barcola sería seguramente el que tendría más opciones de caerse del equipo titular.
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