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No me gustan los lunes

Parece mentira. Siempre tuve simpatías por este tipo. Debo confesar que me seguía cayendo bien cuando vestía otra camiseta que no fuera la rojiblanca. Sí, crucifíquenme, me caía bien Griezmann en la Real Sociedad, en el Atleti, con mucha diferencia, y en el Barça, también pero menos. Hay personas que te caen bien y por más que quisieras odiarles, no es el caso, no podrías. Ese es mi caso con Griezmann. Para colmo, está rompiéndonos el corazón a los atléticos este francesito espectacular. Nos lo está rompiendo a base de trabajo y de esfuerzo, de calidad y de entrega. Es un espectáculo ver jugar a este señor.

La fiesta, en la que pagó los platos rotos el Sevilla, tuvo de protagonista a Antoine Griezmann, aunque todos, absolutamente todos, brillaron como nunca. Ese Atleti de ese día nos dice que nos tiremos a una piscina sin agua, y nos tiramos. Ese equipo, liderado por ese tipo, enloquece al aficionado.

Necesitábamos algo así, tras el unocerismo imperante en las últimas jornadas. De hecho, no tengo precio como profeta. En la última columna contaba que éramos el equipo que mejor practicaba el unocerismo pero también el cerounismo. Y de paso contaba que miraba el resultado de los partidos del Atleti en mis viajes gracias a la aplicación de AS y que siempre iban uno cero, o cero uno. Pues el otro día casi me da un síncope al abrir el teléfono tras el concierto y ver ese 6-1 rotundo y asombroso. Un set al Sevilla. Ni más ni menos. Uno de los equipos que siempre nos lo han puesto más complicado, el equipo que nos pisaba los talones siempre, la mosca cojonera que nos obliga a redoblar esfuerzos para conseguir la tercera plaza en el campeonato... meter seis goles preciosos a ese equipo tiene un plus de importancia.

Ojalá haya un antes y un después de ese partido. En Girona sabremos la verdad el próximo... lunes.

No debería haber fútbol los lunes. I don’t like Mondays, cantaba Bob Geldof. A mí tampoco.