No hay nada mejor que un Bayern-Real Madrid

Dijo Woody Allen que “la tradición es la ilusión de la permanencia”. Por una vez, no estoy de acuerdo con el genial cineasta norteamericano. La tradición no es una ilusión sino la prueba irrefutable de que existimos y que lo hacemos dentro de un contexto más grande que nosotros y que nos sobrevivirá. La tradición del fútbol europeo cuenta que, cuando llegan los momentos importantes, cuando se juegan partidos a vida o muerte, el Real Madrid se encuentra con el Bayern de Múnich. El cartel se repite una y otra vez y nos regala la certeza de que, en un mundo del fútbol globalizado, sigue habiendo pilares de una cierta idea de nuestro deporte favorito. Ambos clubes pertenecen a sus socios (con algunas diferencias de funcionamiento pero con el mismo espíritu) y declaman que “excelencia” también es sinónimo de “democracia”.

El Madrid-Bayern es sin duda el gran Clásico europeo y, ahora, la modernidad quiere imponernos un nuevo partido referente y quitar al equipo alemán y sustituirlo por el City del ‘gurú' Guardiola y de los petrodólares de los Emiratos. Asociarse con la imagen del Madrid en la Copa de Europa es lo que quieren hacer los nuevos ricos del fútbol pero no le sirve de nada al club merengue. Su leyenda nació y continuará con enfrentamientos con clubes históricos que comparten su filosofía. Como él que visita hoy en la capital de la Baviera.