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No derribemos las estatuas, por favor

Juguemos un poco. Para empezar, propongo esta adivinanza: ¿En qué el fútbol se ha adelantado al wokismo? Respuesta: en su afán de derribar estatuas. El wokismo es este movimiento nacido en los Estados Unidos que está invadiendo Europa y que pretende deconstruir el pasado y “cancelar” nuestra cultura occidental. Provocó el derrumbamiento de la estatua de Fray Junípero Serra en San Francisco, la del rey Leopoldo II en Bélgica, Edward Colston en Inglaterra y pasará lo mismo en Francia en los próximos días (con la complicidad de la justicia) con la estatua del Arcángel Miguel. En el mundo del balompié llevamos décadas derribando los ídolos al día siguiente de un mal partido o, peor todavía, cuando un futbolista sobrepasa la barrera de los treinta años. Lo que ha ocurrido en las últimas semanas con Luka Modric y Toni Kroos aparece como un ejemplo muy representativo de esta triste y antigua costumbre.

Lo bueno del fútbol es que es más fácil volver a aplaudir un mito recientemente despreciado que volver a levantar una estatua derribada en una calle o una plaza. Lo bueno del fútbol es que los acusados pueden defenderse, brillar en el campo y dejar retratados a los destructores cuando los pobres bustos de mármol, de piedra o de bronce suelen representar a figuras muertas hace tiempo. Por favor, que nadie se atreve de nuevo a “cancelar” a Modric y Kroos.