OPINIÓN

Nadal, camina o revienta

No sabía si iba a ser capaz de jugar Australia y ganó. Llegó cojo a Roland Garros y triunfó. Parecía que se iba retirar en Wimbledon y sobrevivió con el abdominal reventado ante Fritz.

Spain's Rafael Nadal returns the ball to US player Taylor Fritz during their men's singles quarter final tennis match on the tenth day of the 2022 Wimbledon Championships at The All England Tennis Club in Wimbledon, southwest London, on July 6, 2022. (Photo by Adrian DENNIS / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE
ADRIAN DENNIS | AFP
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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De milagro en milagro. Y de prodigio en prodigio. Rafa Nadal sigue escribiendo su historia, con 36 años, desafiando a la lógica, a las señales de dolor que emite su cuerpo y a cualquiera de los rivales que se le ponen por delante. El 20 de agosto del año pasado puso fin a la temporada amargado por su lesión crónica en el pie izquierdo. En septiembre, se le vio con muletas. En noviembre, le soltó a Carlos Moyá una de esas frases que le definen: “A tope. Y si me rompo, me rompo”. Llegó al Abierto de Australia y lo ganó remontando dos sets a Daniil Medvedev (“El título más inesperado de mi carrera”, confesó). Grand Slam número 21 al raquetero.

Después aterrizó en Roland Garros cojeando. Sin ningún título en tierra y dejando una imagen aterradora frente a Denis Shapovalov en Roma, ante el que pasó un suplicio. Con el pie adormecido por la anestesia, Rafa fue capaz de dejar en la cuneta a Auger-Aliassime, Novak Djokovic, Alexander Zverev y Casper Ruud. Al número uno y a aspirantes a serlo. Dio igual: 22 Grand Slam. Y en Wimbledon y tras someterse a un tratamiento innovador (la última bala...), el pie le da tregua pero su abdominal estalla frente a Fritz. Su padre Sebastián y su hermana Maribel le instaban angustiados a que se retirara. Pero aguantó. Al límite. Como muchas otras veces en su carrera. Ahí está. En semifinales de Wimbledon. Y mañana será otro día... Otro día para seguir creyendo en milagros. Nadal camina o revienta.

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