Montella junta a todos los buenos
Ha encontrado la fórmula para que coincidan en el once cuatro jugadores de un perfil similar y mucho talento. Su línea defensiva debería sufrir ante España.
Buscando potenciar el factor campo. La federación turca ha llevado el partido ante España a Konya, una ciudad que en los últimos años se ha convertido en uno de los feudos predilectos de la selección. Situada en Anatolia central, es una localidad con un fuerte sentimiento nacionalista en la que además se dejan a un lado las rencillas entre los tres gigantes de Estambul.
El gran rival. El conjunto de Vincenzo Montella demostró en Tiflis que será el principal adversario de España en la pelea por el primer puesto del grupo. Tras su buena Eurocopa 2024, en la que alcanzó los cuartos de final, el técnico italiano siguió en el cargo para dar continuidad a un proyecto que va creciendo con el paso del tiempo a medida que Arda Güler y Kenan Yildiz, sus dos grandes estandartes nacidos ambos en el año 2005, van alcanzando una mayor madurez. Es cierto que aún está lejos de ser un equipo perfecto, y en Georgia se vio: el 0-3 que llegó a poner en el marcador era un resultado bastante engañoso, y luego se complicó la tarea con la expulsión de Baris Alper Yilmaz hasta el punto de acabar casi pidiendo la hora.
La manera de juntar todo el talento. Montella tenía un problema: sus mejores jugadores se mueven por zonas parecidas del campo. Además de Güler y Yildiz, otros dos futbolistas de tres cuartos muy desequilibrantes reclamaban un puesto en el once titular: los extremos Kerem Aktürkoglu y Yunus Akgün. En Georgia, el italiano demostró que es capaz de juntarlos a todos en un mismo once: el madridista en la media punta, Yildiz en la izquierda, Akgün en la derecha y Aktürkoglu de delantero centro. Esta última decisión, probada ya en los encuentros anteriores pero algo arriesgada, salió bien, ya que el reciente fichaje del Fenerbahçe anotó un doblete. Teniendo en cuenta que ahora mismo Turquía no cuenta con un nueve puro de primer nivel, es una gran noticia para sus intereses que este recurso empiece a funcionar. A los cuatro hombres netamente ofensivos hay que sumar la aportación de un Hakan Çalhanoglu que parte desde el doble pivote (formando pareja con el más defensivo Ismail Yüksek) y que también aporta en ataque con su gran golpeo de balón.
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Atrás pueden estar los problemas. Turquía puede crearle dificultades a España con el balón, pero también debería sufrir mucho sin él. En la portería, para empezar, la rotación ha sido constante. Ugurcan Çakir fue el elegido en Tiflis, pero en la última Eurocopa el mismo entrenador optó por Mert Günok. Incluso se pensó que Altay Bayindir, al haber empezado la temporada en el Manchester United como titular, podía tener alguna opción en una posición en la que nadie se acaba de afianzar. Los centrales, Merih Demiral y Abdülkerim Barkdaci, son muy dominantes en el juego aéreo pero pueden tener dificultades a su espalda o ante apariciones de segunda línea. Y lo que más preocupa a los turcos es lo que pueden sufrir los dos laterales ante extremos con tanto desborde como Nico Williams y Lamine Yamal. Especialmente un Eren Elmali sin demasiado recorrido en el máximo nivel ante el azulgrana. Ferdi Kadioglu, que tanto gustó en la Eurocopa, sería una alternativa en esa posición, pero su naturaleza ofensiva tampoco le convierte en el idóneo para medirse al crack de Mataró.
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