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Modric y Piqué no envejecen igual

Diez años lleva Modric en el Madrid, en breve cumplirá los 37 (el 9 de septiembre, para precisar) y no acusa la más mínima decadencia. Llegó para cuatro, renovó otros cuatro, prorrogados automáticamente por uno más al conseguir el Balón de Oro; luego, dos renovaciones anuales, la que le permitió jugar el curso pasado y la que le permitirá jugar este. Sin discusiones, aceptando la rebaja razonable que le propuso el club por el impacto de la pandemia. Leo en AS que ya está en el top 10 de jugadores más longevos en la historia del Madrid. Sólo seis llegaron a jugar algún partido con los 37 cumplidos, sólo uno, el gran Puskas, con los 39.

Y no es que se sostenga en el equipo, es que es figura. Juega igual de bien que hace años y mejor que a su llegada, cuando le costó un poco imponer su juego. Pero hace tiempo que supo hacerse ver por sus compañeros, del mismo modo que él les ve a todos. El resto es cuidarse. El secreto para que un futbolista dure avanzados los treinta es que le dedique más tiempo y atención al fútbol que nunca. Tiempo de entrenamiento, tiempo de descanso y concentración máxima en la actividad. Alimentación cuidadísima y distracciones, las mínimas. El cuerpo y la mente dedicados al fútbol. Eso hace Modric. Lo demás lo pone su condición física natural.

Me duele decirlo, pero al otro lado está Piqué, con dos años menos, pero metido en una dinámica muy mala. Se puede pensar que su puesto es más físico, pero tanto en el Barça como en la Selección ha jugado cantidad de partidos relajados por la superioridad de los equipos. Y hace tiempo que se alivió de la Selección, mientras Modric sigue en la suya. La diferencia grande está en la dedicación. Piqué ha hecho del fútbol una más de sus actividades, lleva una vida dispersa, mental y físicamente. Quiere tener cinco naranjas en el aire y la del fútbol se le cae. Arrastra lesiones y Laporta y Xavi le miran ya con recelo porque cobra mucho más de lo que rinde.