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¿Me explicas ahora el fuera de juego?

Cuando era adolescente mis compañeros de clase me pedían a menudo que le explicase el fuera de juego cuando les decía que me gustaba el fútbol. Ser chica y entender el fuera de juego se presentaba en sus cabezas como algo incompatible, casi incomprensible, una suerte de Bosón de Higgs. Unos cuantos años después siento que he vuelto a la misma casilla de salida, pero porque ahora no hay directamente quién lo comprenda.

Que el vídeoarbitraje no va a acabar con las polémicas en el fútbol es algo que hemos asimilado desde hace tiempo. Yo los goles del Celta los celebro ya pasados diez minutos, cuando tengo la certeza de que el VAR no va a ver algún fuera de juego posicional secundario, o una mano involuntaria en el área, o un fuera de juego posicional terciario con mano involuntaria cruzada o agrandamiento de alguna parte del cuerpo de forma antinatural. Celebrar un gol en el mismo instante en el que el balón entra en portería es una osadía innecesaria. A quién se le podría ocurrir hacer algo así. Cómo si estuviésemos en los noventa.

En la primera mitad del Noruega-España, a Morata le anularon un gol a los 20 minutos. El alemán Stieler lo concedió, pero la jugada se revisó y terminó anulado. Morata estaba en fuera de juego posicional tras un centro que pretendía interceptar Ansu Fati, pero que Strandberg desvió hacia su propia puerta. Hubo quien se acordó en esa jugada del gol del propio Morata en el Atlético-Feyenoord tras un despeje del rival. Fue anulado en primera instancia por fuera de juego previo de Saúl, pero tras verlo en el VAR se consideró legal. ¿Por qué aquel gol fue legal y el de Morata a Noruega no? El domingo hubo que leerse la letra pequeña del reglamento, con notas al pie y anexos. Para más inri, en la segunda parte del Noruega-España otra jugada que parecía fuera de juego terminó en gol de España. La revisión del VAR duró cuatro minutos. Las deliberaciones del VAR son tan extensas en este tipo de jugadas confusas que se podrían incorporar anuncios o incluso espectáculos de baile para entretener a los espectadores.

Con el VAR y las manos en el área y los fueras de juego la cosa está tan enrevesada que ni los propios jugadores parecen comprender lo que sucede. Me imagino a alguno preguntando en el vestuario: “Oye, ¿alguien me explica el fuera de juego?”.

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