Mbappé deja el 9 porque no es un 9

Libre el 10 tras la salida de Modric, Mbappé lo ha solicitado, dejando sin dueño el 9 que portaba desde que llegó. Ya escribí aquí hace poco, con motivo de Lamine Yamal y su también número 10, que ciertos dorsales aún mantienen una significación a pesar de los ya 30 años largos transcurridos desde que la Premier decidiera acabar con la numeración clásica, del 1 al 11, para asignar a cada jugador el mismo número para todo el año. Los viejos aficionados tuvimos que acostumbrarnos, y nos costó, sobre todo cuando aparecieron números muy altos. A los 25 primeros nos fuimos resignando, más allá siempre nos pareció herético.

El 10 del Madrid quedaba libre, como lo estuvo el 9 todo el curso 2023-24 tras la salida de Benzema. El francés lo aceptó a su llegada, pero ahora ha levantado el dedo para reclamar el 10, aunque no es un 10. Con ese número se desea ver a un centrocampista creativo o a un mediapunta. Güler, por ejemplo, si hubiera cuajado ya en la nueva función en que Xabi Alonso nos ha permitido verle en el Mundial. Con buena pinta, por cierto, salvo el último día, pero es que ante el PSG nadie estuvo a la altura. Aún no sabemos qué será de Güler, pero en todo caso esta orfandad del 10 le ha llegado sin pergaminos para reclamarlo.

Y Mbappé lo coge, soltando otro número de rango, el 9. ¿Por qué? Porque no es un 9. Aunque ha tratado de cumplir, aunque haya sumado una cantidad decente de goles, 44, ganando la Bota de Oro, es obvio que su felicidad no es jugar ahí. Y para que no se confunda al hábito con el monje lo ha soltado en cuanto ha podido, devolviéndolo al mismo limbo en que lo dejó Benzema a su salida. ¿Y ahora? ¿Endrick? ¿Gonzalo? Ni siquiera sabemos si se quedarán o se irán cedidos. Y es un número que pesa, que compromete, que exige, no recomendable para novatos. La ilusión de muchos es que siga libre por si un día Haaland…

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