Martinator: ‘Sayonara, baby’
Sí, Jorge Martín también llevaba una Ducati. Sí, también era de ‘pata negra’. Pero no era roja como la de Bagnaia, bicampeón al que el madrileño ha destronado en 2024. Gesta por la que no para de recibir reconocimientos. Como este Premio AS. Y lo ha conseguido porque a ser obstinado no hay quién gane a Martinator. Para empezar, se ganó con todo el derecho un puesto en el Mundial tras vencer en la Rookies Cup (2014). De no haberlo hecho, tendría que haber dejado las motos, como el mismo ha reconocido. Luego triunfó en Moto3 (2018) y llegó a MotoGP de la mano del Pramac. Satélite de Ducati. Primero Enea Bastianini y ahora Marc Márquez han dejado a Martín sin probar el box oficial del Lenovo. Por eso se va con el ‘1′ a Aprilia, su primer equipo de fábrica en MotoGP.
Hereda la moto de su buen amigo Aleix, ese piloto que hizo de escudero de su ‘hermano’ en Montmeló en la lucha por el Mundial. La RS-GP es una montura capaz de ganar carreras y está por ver si Martín la hace pelear por el Mundial. Jorge ha demostrado, como titula el artículo contiguo, velocidad, regularidad y cabeza para inscribir su nombre en la torre de los campeones. Y para acabar con Ducati. En doble vertiente. Ha derrotado al ‘imperio rojo’, ese con el que no ha cuajado un futuro en común, y ha finalizado su relación con Borgo Panigale para abrazar otro proyecto italiano. Martinator ha dicho ‘Sayonara baby’ al equipo que ha rechazado su fichaje dos veces. Quién sabe si a la tercera va la vencida.
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