Luis de la Fuente tiene al grupo unido
A la chaqueta de Luis de la Fuente le cayó una mancha con la sucesión en pocas horas de su aplauso a Rubiales y su crítica al mismo una vez conocida la decisión de la FIFA. Pero pasó y por mi parte espero no referirme más a ello. Lo que siguió fueron dos partidos en cuyas conferencias de prensa previas se defendió como pudo, y sobre todo, los partidos mismos. En ambos la Selección pareció estar unida bajo una buena mano, sobreponiéndose a la fea estela de maquinaciones de Rubiales y a las críticas que recogió Morata tras leer el comunicado de los jugadores. Morata no tiene dotes de conferenciante vehemente, pero como era el capitán…
Pero a lo que iba: los dos partidos han salido bien. El equipo está estructurado con un armazón visible a partir de la peana Le Normand-Rodrigo-Laporte, dos interiores, el infatigable Gavi más Fabián o Merino, dos laterales que suben, Morata de referente arriba y dos extremos. Empezó con Asensio y Olmo, que entran en diagonal dejando paso al carrilero, y de gran potencia de tiro; sus lesiones dieron paso a la pareja Lamine Yamal-Nico, que nos entusiasmaron. Joselu ha sido reemplazante ocasional y acertado de Morata. Y varias aportaciones más. El regreso de Ferran Torres resultó prometedor. El resultado fueron dos goleadas terapéuticas.
Pero sobre todo me dio la impresión de que De la Fuente tiene al grupo muy unido, sin necesidad de que jugaran los 22, y sin acudir, y esto me parece importante, a la fea estrategia de buscar un enemigo exterior para unir al grupo, algo que ya hizo Clemente en su día y que repitió Luis Enrique después. No lo hicieron ni Luis ni Del Bosque y consiguieron estupendos resultados. Aquel “nos atacan, vamos a ganar para que se fastidien” vuelve a quedar lejos. Sosiego en la tormenta, buen diseño táctico, justicia a la hora de hacer la lista y de escoger los que juegan y los que no. Eso también crea unidad de propósito, y eso está haciendo De la Fuente.