Los mediocres no aprenden
“Mirar y escuchar a esos vulgares fracasados tiene como primer efecto recordar al Madrid lo grande que es y lo pequeño que son los que sólo saben vivir del odio...”
Claro que la eliminación del Madrid de la Champions, con doble ración de derrota, me ha fastidiado. Claro que no me ha gustado que el equipo no corresponda a la fantástica ilusión que le transmitió el madridismo. Claro que me enfadé con la mayoría de los jugadores merengues y acabé bastante triste. Sin embargo, hay una cosa que me hizo recomponerme muy rápido, que me hizo reír y que me hizo ver con optimismo el final de la temporada. Hablo del ridículo absoluto que los antimadridistas de toda índole protagonizaron nada más acabar el partido de vuelta contra el Arsenal (equipo totalmente merecedor de su pase a la semifinal). Su satisfacción insana por ver caer a un club que lleva sólo diez meses sin ganar la Copa de Europa y que se ha alzado con el trofeo nada menos que seis veces en once años es el mejor remedio a la decepción de los madridistas.
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Mirar y escuchar a esos vulgares fracasados tiene como primer efecto recordar al Madrid lo grande que es y lo pequeño que son los que sólo saben vivir del odio. Dijo el famoso cantante Bob Marley: “Larga vida a mis enemigos, verán nuestra gloria” y creo que esta frase le va perfectamente al Madrid. Porque todos sabemos que volverá a ganar, y a ganar, y a ganar (quizás muy pronto) y que los antimadridistas volverán a sufrir. Lo ocurrido esta semana demuestra una vez más que los mediocres no aprenden.
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