Los fans de Laporta
Faltan cinco días para que se celebre una Asamblea extraordinaria en la que los socios compromisarios del Barça votarán para decidir el futuro del club y lo que es realmente extraordinario es que, a estas alturas, no tengan ni idea de lo que van a votar porque quien manda ha decidido que así sea. No se sabe el plan, ni a quién venderán qué, ni por cuánto tiempo, ni por cuánto dinero. Las famosas palancas son un misterio, pero pedirán a los socios que confíen en ellos porque sí, porque son ellos, porque molan, porque el pasado, la lona del Bernabéu y Bartomeu qué desastre. Y lo venden como el modelo del más que un club, un ideal al que aspirar. Un ejemplo a seguir.
Han pasado de reunirse con Haaland a estar en la UCI, de luchar por el título de Liga a perder hasta el último partido en casa ante el Villarreal, de que Dembélé fuera mejor que Mbappé a no quererlo ver más, de firmar con CVC para conseguir fair-play financiero a descartarlo de un día para otro, de anunciar el saneamiento de las cuentas a apuntar a los capitanes y que Busquets levantara la voz para reclamar que así no se hacen las cosas. Y de presumir de modelo mientras el presidente y el entrenador dirimen si De Jong se irá por dinero o por idea. Mientras, hay reuniones con Jorge Mendes en lugares públicos con la intención de que no pasen inadvertidas y se habla de nombres como si el dinero que no tienen no fuera un problema. Pero la culpa es de Tebas, claro. Y de Bartomeu.
De Laporta y los mariachis que le dicen a todo que sí sin cuestionarle ni llevarle la contraria y organizando juntas en centros comerciales, jamás. Bien prietas las filas. Y quien dude, quien se atreva a plantear objeciones sobre qué votarán los compromisarios el próximo 16 de junio y por qué no se les está explicando serán señalados como antibarcelonistas, enemigos, la purria. Y los que se dan fuertes golpes en el pecho por la jeta con la que Bartomeu hundió al Barça piden ahora carta blanca para Laporta. Porque sí. Porque fans.