NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Este Sevilla-United queda para la historia

¿Qué haríamos si no existiese el fútbol? ¿Dónde podríamos buscar estas emociones? El Sánchez Pizjuán vivió una noche que ninguno de los asistentes olvidará nunca. De Old Trafford regresó con un empate afortunado, dos goles a última hora que sonaron a coche que vuelca y queda sobre las cuatro ruedas sin saber cómo, listo para seguir la marcha. Pero lo de anoche fue otra cosa, fue un repaso de la A a la Z al Manchester United, uno de los grandes miembros de le realeza del fútbol europeo. Aquellos goles de Old Trafford ya hicieron pensar que el Sevilla tiene en la Europa League una mano invisible que le protege. Los de anoche hablan de fútbol excelente.

Coraje y juego. Y la hermandad público-jugadores cuando todos son convocados para esta guerra santa en que para el club de Nervión se ha convertido esta competición, que le ha situado entre los grandes expresos europeos del fútbol. Puede pinchar en LaLiga y en la Copa, pero cuando se ventea el aire europeo de esta competición fetiche cambia, se pone en modo Madrid-Champions, los jugadores recuerdan lo buenos que son, recuperan la confianza cada uno en sí mismo y todos en los demás y así se va creando una mística que al rival le empequeñece, consciente de que disputarle esta competición al Sevilla es como pretender quitarle la cría a una leona.

Y Mendilibar. La medicina justa cuando el club estaba con el vértigo del descenso a la espalda, confuso y desordenado, tras descomponerse en las manos de Lopetegui y Sampaoli. El club pensó que lo que se precisaba era sencillez, justo lo que ofrece el veterano y sobrio entrenador vasco. Nada de papel con fórmulas de mano en mano, nada de múltiples instrucciones para cada situación del juego. Principios simples, esperar o ir a por ellos, la palabra justa para devolver la confianza, soltar ligaduras. Eso ha puesto en pie al Sevilla en 20 días y mucha gente lo celebra, porque un personaje como Mendilibar merecía una alegría así en la cumbre del fútbol.