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Las partes de Rubiales

Luis Rubiales ha pedido perdón porque se ha visto obligado a ello un día después de besar a la fuerza a Jenni Hermoso y de llamar tontos del culo a todos los que le afeaban su vergonzoso comportamiento, pero en el vídeo que publicó demuestra que no se ha enterado de nada y que tampoco se quiere enterar. Es decir, que le sigue pareciendo una gilipollez. Por partes. Insiste varias veces en que lo que ha hecho es natural, normal dentro del contexto y que “fuera parece que se ha formado un revuelo”. Pues sí, claro. Es que es una agresión, vaya. Y abuso de poder porque es el jefe, lógico que se arme un escándalo que no ha logrado detener porque de ninguna manera es admisible que continúe considerando que besar a una jugadora sin su consentimiento es algo “natural” en ningún contexto. En ninguno.

Afirma también que “no hubo mala fe por ninguna de las dos partes”, como si Jenni Hermoso hubiera participado de la acción en lugar de soportarla. La está implicando a ella cuando fue él quien decidió cogerla de la cabeza y darle un ‘pico’ abusando de su autoridad. Rubiales no está pidiendo perdón, está justificándose, está lavando su imagen. Hasta suelta que se disculpa “porque no hay otra”, no porque considere que ha actuado mal. Y lo peor es que hay quien le está comprando el discurso, igual que le rieron la gracia cuando habló de pringados, idiotas y tontos del culo. Supongo que también les parecerá una anécdota sin importancia que el presidente de la RFEF se agarrara sus partes en el palco de autoridades para celebrar el triunfo.

Las imágenes, del beso y del palco, están ahí y son inequívocas. El comportamiento de Rubiales es lamentable, inaceptable, sin peros ni excusas y además ha emborronado un momento que debería haber sido de absoluta felicidad. Las futbolistas que tanto nos han emocionado se merecen otro trato, ya lo reclamaron ellas y las calificaron de malcriadas, niñatas y caprichosas. Y ni la fiesta la pueden tener en paz. Qué bochorno.