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Hay que ver cómo nos estamos poniendo, de verdad, que es que no estamos nunca contentas, ¿eh? Que ya no saben en la RFEF qué más hacer, qué más queremos. La que estamos liando por un piquito sin importancia, una muestra espontánea de afecto en un momento de euforia, mira que nos lo advirtieron desde el primer día: que no estaban para gilipolleces. Y en lugar de celebrar nosotras erre que erre, que si no valían las disculpas del vídeo y poniendo el grito en el cielo. Y cómo iba a dimitir Rubiales, ¡cómooo! con todo lo que ha hecho por el fútbol femenino y con lo mal que lo habían pasado él y Vilda. Que esto es una cacería de las falsas feministas, hijas mías, y plas, plas, plas, ovación cerrada.

Y luego que si tampoco nos sirve que De la Fuente haya pedido perdón porque se le fueron las manos, aplaudió sin saber por qué y un error lo tiene cualquiera. Y más tarde, concretamente 15 días después, cuando los futbolistas se dignan por un momento a dejar de pensar en lo suyo y emiten un comunicado se ven obligados a recordarnos que dejemos de dar la calda porque ellos tienen dos partidos muy importantes y necesitan centrarse, que estamos en un plan que es que de verdad ya nos sienta mal todo, hasta que no nombren a Jenni Hermoso. Y espera, que ahora que ya han echado a Vilda y piden disculpas incluso a la sociedad en general seguro que seguimos poniendo peros. Que Pedro Rocha no tiene nada, nada que ver con Rubiales y mira que lo están intentando, que mira Montse Tomé que es una mujer y no hay forma de zanjar el tema porque somos unas incorregibles, unas exageradas, una panda de amargadas que a este paso nos vamos a cargar la feliz convivencia entre hombres y mujeres como sigamos así. No nos tenían que haber dejado jugar al fútbol, hombre.

Hasta han publicado en el BOE que les dan un premio por el Mundial y venga a sacar las cosas de quicio por el detalle sin importancia del nombre y el apellido de la que levantó el trofeo. De verdad, qué plastas las tías. Y no se callan, no. Aguafiestas.