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Laporta ofrece un clavo ardiendo a convencidos

Al cabo de dos meses, Laporta compareció al fin para presentarnos a Enríquez Negreira como un eficaz estajanovista que emitió tantos informes que se ha tardado en reunirlos. Y de paso para proclamar que al Madrid le han ayudado los árbitros durante el Régimen de cuando entonces, el régimen de cuando ahora y cuantos hubiera antes y hayan de llegar. Lo primero, aparte de inverosímil, choca con la propia declaración de Enríquez Negreira, que afirmó ante la Agencia Tributaria que los pagos los recibía “para garantizar neutralidad en los arbitrajes”. Lo segundo viene a esconder un “había que hacerlo porque Franco, porque Plaza y por todo eso, así que a mucha honra”.

Una comparecencia para convencidos. El esqueleto moral del barcelonismo ha sufrido mucho con esto, especialmente porque ha coincidido con su época más feliz, que ahora quien quiera puede poner en solfa por tan grosero indicio de dóping arbitral. Laporta tenía que decir a los culés que los Reyes Magos no eran los padres, que todo es mentira, que detrás de Messi y el tiqui-taca no había truco. No les podía decir, claro, que como quieren pensar muchos culés, Enríquez Negreira les estafó, porque eso salvaría el brillo de los títulos pero no la decencia de los directivos. Así que ha construido este ‘magufi’ de cajones rebosantes de informes.

Los que viven convencidos de que el Madrid siempre hizo trampas necesitaban que Laporta les diera de una vez algo a lo que agarrarse. Bueno, pues ya tienen su clavo ardiendo. Para el resto, la comparecencia es una superchería sin crédito, adobada con ataques facilones a Tebas, fácil imán de críticas porque ha hecho muchas cosas, porque no se puede hacer tortillas sin romper huevos y, por decirlo todo, porque parece gustarle tanto romper huevos como hacer tortillas. Y con un pellizco de monja a Florentino, con el que no se atreve porque es su lazo con los prestamistas y, después de todo, ‘la pela es la pela’. Ya veremos qué dice la UEFA.