La Fórmula 1 invita a soñar
Pedro Martínez de la Rosa comentaba la pasada semana en AS que “el automovilismo español vive una segunda época dorada en la Fórmula 1″. Así, de sopetón, la afirmación puede parecer exagerada, pero una vez contextualizada no le falta tanta razón. La primera nos transporta a los dos títulos de Fernando Alonso en 2005 y 2006, y a su lucha por el tercero en los siete años posteriores. Obvio. Aquella cosecha es difícil de igualar, pero también hay motivos para ilusionarse. De entrada, la parrilla de F1 consolida la presencia de dos españoles, Carlos Sainz y Alonso, y suma a un tercero de reserva, Álex Palou. Eso ya es mucho para un país que históricamente ha pintado poco en el Gran Circo.
Uno de esos españoles titulares, Carlos, pilota un Ferrari, lo que le coloca obligatoriamente con las máximas aspiraciones en el punto de partida. El otro, Fernando, es una leyenda. A sus 41 años, y a pesar de que lleva tiempo lejos de los mejores, siempre genera expectación y esperanza, haga lo que haga. Este curso, además, tiene una buena excusa para reenganchar al personal: lucirá los nuevos colores de Aston Martin. Este martes se subió al coche de 2022 en Jerez para una prueba de neumáticos y el lunes 13 participará en la presentación del equipo de 2023. Todos los movimientos de Alonso generan interés. La Fórmula 1 se encuentra este mes en la fase de la ilusión.
Hasta la fecha, la F1 ha presentado a cuatro equipos, aunque sólo hemos visto un monoplaza de verdad, el Alfa Romeo, el resto son decoraciones, parte de un teatrillo. Y se pueden sacar pocas conclusiones. Lo normal es que el campeón, Max Verstappen, siga como favorito. Que Ferrari, que adelantó trabajo el año pasado, sea mejor opositor. Y que Mercedes, que acabó con brillo el 2022, retorne a la puja. Pero son sólo cábalas. Los test de Bahrein, del 23 al 25 de febrero, dirán más cosas. Y sobre todo el arranque del Mundial, el 5 de marzo. Hasta entonces, es tiempo para soñar.