La final más prometedora posible
Una fenomenal actuación colectiva y un retoque en el descanso articularon el mejor partido de la Selección Sub-21 y la victoria sobre Ucrania en la semifinal del Campeonato de Europa. Salió todo lo que podía salir bien y nada se interpuso en la goleada (5-1). Ucrania se adelantó muy pronto, pero el gol de Bondarenko apenas quedó como una nota de color. Abel Ruiz respondió pronto y luego, uno a uno, los centrocampistas acudieron puntuales a los remates de media distancia. A España le espera Inglaterra, que vive años felices en las categorías juveniles.
Bien mirado es una novedad la presencia de Inglaterra. Sus equipos rara vez han destacado a edades tempranas (en la adulta sólo conocen la victoria en el Mundial que se disputó hace 57 años), pero la influencia exterior, en modo de entrenadores consagrados y con ideas innovadoras, ha sacado al fútbol inglés de la caverna y lo ha convertido en la potencia de moda en las categorías jóvenes.
En los últimos siete años, Inglaterra ha ganado el Mundial Sub-17 y el Sub-20, pero desde su victoria en 1984 no ha repetido título en los Sub-21. En este contexto formativo, España es la máxima autoridad de Europa, con incontables éxitos en todas las etapas, desde las más primerizas hasta la olímpica. No hay torneo donde sus equipos no hayan inscrito su nombre, sin olvidar las consecuencias en la Selección absoluta. España ganó el Mundial 2010 con una nómina de jugadores que habían destacado internacionalmente en las escalas pequeñas: Casillas, Xavi, Ramos, Iniesta, Fábregas, Fernando Torres, Xabi Alonso, David Silva…
En su amplia y bien trabajada base residió el éxito del fútbol español, que, sin embargo, se encuentra en una posición paradójica en los últimos años. Los numerosos éxitos de sus selecciones juveniles o Sub-21 no se han trasladado desde 2012 a la categoría máxima. Veremos qué destino le depara el fútbol a esta Selección Sub-21. Para empezar le espera una final apasionante.
Inglaterra ha ganado todos los partidos y no ha recibido un gol durante el torneo, aunque en los cuartos de final sufrió un calvario frente a Portugal en la segunda parte. Los portugueses les perdieron el respeto a los ingleses, les encerraron en el área y no marcaron porque el fútbol se reservó ese capricho. Aquellos 45 minutos informaron de defectos que hasta entonces no se habían visto. No pareció un equipo bien organizado defensivamente. Sin el balón en sus pies, Inglaterra pierde seguridad y sitio en el campo.
España se medirá con una selección a la que conoce desde la guardería. En el Mundial Sub-17 que se jugó hace siete años en la India participaron varios de los internacionales que defenderán mañana el pabellón inglés y español. Miranda, Abel Ruiz, Sergio Gómez, Víctor Gómez y Antonio Blanco, titulares contra Ucrania, disputaron aquella final. Vencieron los ingleses con Phil Foden como estrella. Gomes, Smith Rowe y Gibbs White figuran en el equipo Sub-21, junto a jóvenes muy cotizados: el central zurdo Levi Colwill, Curtis Jones, Palmer, Madueke y Anthony Gordon.
El rendimiento de los jugadores españoles ha sido bueno durante todo el campeonato y extraordinario en la semifinal, donde sólo se apuró con los arrebatos de Mudryk por la izquierda. El jugador del Chelsea (100 millones por el traspaso lo contemplan) se impuso a Víctor Gómez, que no encontró ayudas frente al ingenioso y veloz extremo ucraniano. Era el único problema serio, resuelto con el traslado de Sergio Gómez de la izquierda a la banda derecha. Se añadió como centrocampista a Blanco, y Álex Baena ocupó bien el espacio defensivo y no hubo más noticias de Mudryk. Los goles comenzaron a caer en la portería de Trubin.
Inglaterra ofrecerá más dificultades. Libra por libra, probablemente dispone de los mejores futbolistas del campeonato. Es un equipo paciente en la construcción, con un aroma indiscutible a De Zerbi y Guardiola, sin un delantero centro nítido y jugadores muy versátiles, veloces cuando cambia la marcha del juego y de excelente factura técnica. El caso es que dos grandes potencias se reunirán en la final más prometedora posible.