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La eterna preocupación

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Volvió a jugar Courtois y solo le faltó comparecer ante los micrófonos tras el partido arrancando con un “Como decíamos ayer”, como si el tiempo y sus dos lesiones de rodilla jamás hubieran pasado. Tuvo un mano a mano con Chris Ramos que nos hizo recordar enseguida lo decisivo que puede llegar a ser el meta belga y la seguridad que garantiza su presencia. Y en el Bernabéu, mientras se coreaba su nombre tras su acción salvadora, iba abriéndose poco a poco un inesperado debate que podría sonar de inicio algo descabellado: ¿Y si debería de jugar Courtois en lugar de Lunin? Ancelotti ya ha anunciado que el portero ucraniano jugará en el Bernabéu el miércoles, pero tampoco se ha mostrado tajante del todo, sin comprometerse a nada más allá del miércoles. Y con Ancelotti uno ya sabe interpretar lo que esconden sus silencios, sus innuendos y sus suspensos en el aire. Leemos sus levantamientos de ceja como el oráculo que interpreta el futuro en los posos de café o el pastor que intuye lo que va a ocurrir al día siguiente observando el movimiento de las nubes.

No es más de momento que un simple escenario optimista, una mera conjetura de fútbol-ficción, pero si el Madrid consiguiera su deseado pase a la final: ¿debería de seguir apostando por el portero que lo ha jugado todo hasta ahora o poner al talismán de la última Copa de Europa, con más experiencia y más confianza del cuerpo técnico, aunque recién reincorporado tras dos lesiones? Lunin se ha ganado ser el portero titular pase lo que pase, y desde luego esa parece la opción más lógica y sensata, pero también es una pregunta legítima.

Al Madrid, además, le va un poco el drama con la portería ante las grandes citas. En la final de Glasgow, con el debate César vs. Casillas, corrieron ríos de tinta. Y en Lisboa sucedió más de lo mismo porque Diego López era titular en Liga, pero Casillas jugaba los partidos de Europa. Aquellas ocasiones lo que sí nos demostraron es que la competencia no siempre es buena. A veces genera estrés, dudas e incertidumbre más allá de lo razonable.

Lunin se merece jugar contra el Bayern. Y Courtois también se merece llegar a esta parte de la temporada siendo al menos una opción. Lo que sí creo es que este conato de debate representa algo el espíritu madridista, en lo bueno y en lo malo: esa permanente obsesión por la mejora, la búsqueda de la excelencia, ese inconformismo donde nada nunca es suficiente. Donde los méritos de ayer ya no te garantizan nada mañana. Algo que puede ser bonito y terrorífico al mismo tiempo. Ayer se gana la Liga, hoy se vive angustiado por la llegada del Bayern de Múnich. Pero en este estado somos felices. En la eterna preocupación. En la antesala de la gloria.

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