NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La enfermedad de Sinner

Jannik Sinner se acostó victorioso en Cincinnati, un título que le proyecta al US Open, y se levantó exculpado de un caso de dopaje, un asunto llevado en secreto desde primavera tras su racha dominadora en Australia y Miami. El italiano ha sido liberado por la Agencia Internacional de Integridad del Tenis. La justicia deportiva es la verdad oficial. Luego hay otras verdades. Por ejemplo, que los analistas del tenis siempre sostuvieron que a su talento le faltaba físico para aspirar a las más altas cotas. Eso se corrigió a finales de 2023 y primeros de 2024. Justo cuando han salido los dos positivos con un anabolizante. Un argumento que apoya su inocencia es la mínima presencia de Clostebol hallada en su organismo: una milmillonésima parte de gramo. Eso no ayuda a ganar, dicen. Salvo que la cantidad detectada sea un residuo de otra mayor, claro. Eso no lo dicen. El tribunal ha aceptado la excusa de una contaminación involuntaria transdérmica. Las fechas de compra de la pomada no coinciden, pero eso, al parecer, tampoco es relevante.

Stefano Battaglino, otro tenista italiano, más coincidencias, fue castigado cuatro años en 2022 con la misma sustancia. Pero, bueno, el tope de Battaglino fue el número 760 del mundo, mientras que Sinner ya ha liderado la ATP. Hay distintas varas de medir. Otro ejemplo es que no haya tenido una suspensión provisional mientras se resolvía el caso, como ocurre en otros deportes, el famoso ciclismo, y como también ha sucedido en el tenis. Sharapova, Halep, Jarry… No es verdad que el tenis no sancione. A unos, sí, y a otros, no. Agassi también salió de rositas. Durante el periodo de investigación, Sinner celebró en junio su salto al número uno. Con un expediente abierto y resuelto a contrarreloj. Al menos se dio de baja en los Juegos Olímpicos, para evitar potenciales escándalos. Ahora ya saben cuál era la enfermedad.

Normas