La cruda realidad del Madrid
La visita a La Catedral devolvió las cosas a su sitio. Este Madrid no está para nada, superado cada vez que el nivel de exigencia aumenta y apagado hasta cotas insospechadas en el panorama creativo. Fue un equipo tan plano como poco fiable, al que solo le quedó su resistencia a la derrota como argumento, pero incluso su mejor jugador de la temporada como es Valverde patinó cuando no tocaba. Se mirará a Mbappé, irreconocible de nuevo, aunque el problema es puramente táctico. El Madrid ni crea ni destruye, y ante rivales de verdad como este Athletic queda retratado. La presión semialta de los de Valverde cortó todo el juego interior blanco y le negó acceso a los escalones intermedios, obligándole a golpear en largo y tener que ganar la segunda jugada. Pero pocas veces ocurrió eso en un Madrid sin criterio, sin bandas y sin delantero. Lucas Vázquez y Fran García no se alargaron por miedo a perder la espalda, aunque sus virtudes más notables se ubican en campo contrario. Fueron dos jugadores que actuaron contra natura, seguramente por explícita orden de Ancelotti. Tchouameni volvió a ser un estorbo en todos los órdenes, y eso que Sancet no tuvo una de sus noches más lúcidas. Y Mbappé, qué decir de Mbappé. Los mejores también fallan, pero ya se duda hasta que él lo sea. La depresión que vive su fútbol solo es comparable al galimatías de Ancelotti.
La consecuencia de todo eso fue que el Athletic delineó una superioridad indiscutible sin tener tampoco que interpretar su mejor repertorio. Porque a los de Valverde, a veces, les faltó profundidad y no contaron tampoco con la mejor versión de los Williams. Sin embargo, siempre fueron fieles a su conocida ambición en la presión y a cargar el área con la rotundidad que le caracteriza. La trama les perteneció, con un Madrid a remolque, sin soluciones dadas desde el banquillo. Bellingham apenas fue encontrado entre líneas, Rodrygo dispuso de limitadas situaciones de uno contra uno y los cambios no aportaron gran cosa. Con un Madrid fuera de lugar, lastrado por los gazapos de Mbappé, el Athletic se mostró más acertado en los trances decisivos y gobernó las dos áreas, con un Vivian espectacular en la propia. Valverde sabe lo que quiere y su equipo va lanzado, mientras que en el Madrid todo anda al revés. Se le vuelve a escapar el Barça y Ancelotti ve alejarse también esa falsa mejoría de la que alardeaba. No es lo mismo el Milan, el Barça, el Liverpool o el Athletic que otros. La realidad de hoy es la que es para el Madrid.
La ofensiva del área
Pocos equipos en el mundo tienen la facilidad del Athletic para cargar el área. Sancet y Berenguer llegan desde atrás para sorprender entre centrales. Asencio, Rüdiger y Tchouameni no reaccionan.