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La canícula atlética

Llega la canícula, esa época calurosa del año, y los estadios se vacían de jugadores y aficionados y se llenan de músicos y aficionados que no insultan.

El Atlético de Madrid tiene una larguísima tradición musical. El Vicente Calderón fue el estadio nacional que se llevó la Medalla de Oro en competiciones musicales. Nunca ningún otro estadio de nuestro país podrá presumir de haber llevado varias veces a los Stones, y también a Pink Floyd, Bowie, Michael Jackson, Paul McCartney, U2, Bruce Springsteen, AC/DC, etcétera, etcétera. Ahora cogen el relevo otra vez los Stones y mis admirados amigos de Vetusta Morla en el Metropolitano. Larga vida a la música, larga vida al Rock.

Mientras tanto, los aficionados al fútbol compran ilusión en esta época de fichajes, la mejor época de la temporada. Es época de posibles fichajes que casi siempre se frustran. Excepto para Madrid y Barça, que se pasan todo el año fichando jálans y embapés, los demás fichamos cuando podemos lo que podemos.

Abro todos los días el diario o la app esperando un regalito de Reyes estivales, un Luis Suárez, un llámalo x, y acabo cerrando el diario llamándome iluso a mí mismo. Pero la vida es así, y no seré yo quien se queje de mi equipo, ahora solo me quejo de la camiseta…

Creo que se hacen esfuerzos para tener un equipo competitivo. Sé que se hacen esfuerzos, pero yo abro el diario todos los días esperando un pequeño y humilde pelotazo, un Lucho que llevarnos a la boca los rojiblancos de rayas torcidas. Espero que lo único que se tuerza sea ese rayado. Cada año que pasa nos convertimos en una afición más exigente, y cada año pedimos un poquito más, un esfuerzo más en lo deportivo y un esfuerzo más en las oficinas. Yo, machacón y pesado, sigo pidiendo una Copa del Rey, una copita, por el amor de Dios. Una ilusión para un iluso. Bueno, sí, y que se enderecen las rayas de las camisetas. Mientras tanto, escuchemos el Valiente de Vetusta Morla atronando en el Metropolitano.