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La barbaridad de Bellingham

Diez goles en sus primeros diez partidos con el Real Madrid y tres asistencias. Las estadísticas de Jude Bellingham justifican el éxtasis de la afición, pero es que no son sólo números. Es la planta, el físico, el disparo con los dos pies, el regate, su calidad técnica y el compromiso con el equipo porque es el primero en presionar, recuperar y trabajar defensivamente. Bellingham lo tiene todo y su aparición ha sido tan deslumbrante como inesperada porque nadie podía vaticinar que sería el máximo goleador del campeonato. Su mejor registro con el Borussia la temporada pasada fue de ocho goles, los mismos que lleva ya con el Madrid en Liga. Una barbaridad, vaya.

Sí que pronosticaron en cambio los agoreros que tendría problemas con Vinicius porque al brasileño le daría un ataque de celos. Pues tampoco. Conectan cada vez más y mejor y tienen gestos inequívocos que demuestran su buena sintonía: se felicitan en los goles, se buscan, se abrazan y ayer terminaron los dos haciendo un baile en el banquillo junto a Camavinga cuando concluyó el partido. Vinicius dijo después: “Estoy encantado de jugar con Jude. Es un jugador increíble que ha nacido para jugar en el Real Madrid y marcar una época, ojalá poder hacerlo juntos durante muchos años”. De su buen entendimiento, de su conexión, dependerá que el equipo tenga más o menos éxito esta campaña y por el momento no hay ningún indicio para pensar que van a dejar de encontrarse. Además, tiene razón Vinicius en lo de que pueden marcar una época porque él tiene 23 años y el inglés sólo 20.

Con la marcha de Karim Benzema y el dorsal 9 en barbecho muchos se temieron lo peor, pero el comienzo espectacular de Bellingham, la progresiva mejora de Vinicius tras reaparecer después de su lesión y la aportación de un Joselu que rema, suma y no desentona permiten al aficionado madridista ver el futuro ya no con más tranquilidad, sino incluso con optimismo. Sólo falta que se una a la fiesta Rodrygo, que sigue mustio.

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