Justicia poética para Jude
A pocos fichajes de relumbrón del club más exigente del mundo le ha sentado tan bien el escudo desde el primer día que pisó el Estadio Santiago Bernabéu. Desde que aterrizó en Barajas, Bellingham se ha tatuado a fuego que en el Madrid no vale rendirse y se lucha hasta el final en todas las circunstancias y ante cualquier adversidad. Con permiso para el inmortal Modric y el impagable Lucas Vázquez, el británico se marcó un partidazo pleno de trabajo, calidad, solidaridad y adornado con un zurdazo imparable que ya es historia del madridismo. Justo en el momento de la temporada en el que parecía estar más obcecado de cara a gol, Jude culminó la remontada y decidió el campeonato persiguiendo con fe una jugada cuando las fuerzas flaqueaban por los kilómetros recorridos. Bellingham es, sin duda, el jugador de la liga. Su rendimiento inmediato desde el primer día está solo al alcance de cracks con una cabeza privilegiada. Y lo ha hecho desde la humildad que tanto gusta al aficionado blanco. Sin estridencias, sin extravagancias, dando una imagen impoluta y siendo una de las claves del buen rollo en el vestuario que tanta importancia tiene en lo que se ve luego en el césped. Y lo mejor es que su carrera en el Madrid sólo acaba de comenzar...
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