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João Félix y el Atlético

João se marcha cedido al Chelsea. No sé si significa un adiós definitivo del Atleti o si puede haber una segunda etapa, pero lo que sí es evidente es que la cosa, de momento, no ha salido como se esperaba. No hay una única causa que pueda explicar la situación, sino más bien la suma de muchas. A veces olvidamos que los grandes talentos que aparecen en la élite son niños, adolescentes con capacidades extraordinarias para jugar al balón pero, en muchos casos, sin la madurez necesaria para desarrollar todo su potencial y/o soportar la presión que significa. El aspecto más complejo para convertirte en una estrella es el mental. Ir cada día a entrenar con ganas de escuchar, mejorar y aprender, además de vivir por y para el fútbol. Todo esto para poder ser una máquina competitiva a la altura de tu talento.

Porque de poco valen los destellos o la calidad que puedas mostrar de cuando en cuando, en la élite solo vale el rendimiento con regularidad. Todos los entrenadores del mundo quieren ganar y ponen a los futbolistas que le acercan a ganar. João ha tenido oportunidades de sobra para haberse convertido en indispensable, pero nadie tiene la sensación de que lo haya conseguido en ningún momento. Quizá todos, incluso él, teníamos las expectativas tan altas por la calidad mostrada en ocasiones, que le juzgamos por el jugador que pensamos que puede ser y que de momento no ha sido, y eso es una mochila pesada difícil de soportar.

Su gestualidad tampoco le ayuda, seguramente percibimos más apatía de la que realmente hay. Un futbolista es una empresa y cómo te vendes al público es muy importante. Siempre que hay un talento de esta magnitud soy optimista respecto a su futuro, porque entiendo que es un tema de madurez, de afrontar la profesión con las obligaciones menos amables y, que cuando lo haga, estará en disposición de explotar todo su potencial. Depende únicamente de él.