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Inesperado ‘gatillazo’ en Pamplona

Cuando menos se esperaba, tras dos merecidas y convincentes victorias ante Celta y Real Sociedad, llegó el domingo en Pamplona una actuación inesperada y de muy poco nivel del Real Valladolid. Superados y desbordados por el rival, los de Pacheta no comparecieron y se trajeron un buen resultado para los merecimientos acumulados por unos y otros. Lo más lógico hubiera sido que los pupilos de Arrasate hubieran marcados dos o tres goles más. Osasuna fue muy superior y, en el duelo de banquillos, Jagoba le pegó un baño a Pacheta. El de Salas de los Infantes reaccionó tarde, ya en el descanso. El partido, tras el dos a cero, pedía a gritos que algo cambiara, ya fueran jugadores o el sistema de juego, pero el técnico prefirió esperar al descanso antes que señalar a algún jugador retirándolo del terreno antes del intermedio. Al descanso lo cambió todo, aunque no sirvió de nada.

Fuimos críticos con el juego del equipo tras el partido de Cornellá, en el que el Valladolid estuvo mucho mejor que en El Sadar, y la respuesta posterior fueron dos victorias ante rivales que no eran sencillos. Me apunto a la idea de que lo de Pamplona fue algo puntual y que el sábado ante el Elche volveremos a ver a un equipo valiente que vaya desde la salida a por el partido. Es muy fácil, con salir al campo como salieron los jugadores de Osasuna, los blanquivioletas tendrán ya el sábado mucho ganado. En el Sadar el Valladolid salió dormido. No le está sentando muy bien la camiseta blanca, una elástica que personalmente me gusta mucho, pero que parece anestesiar a los jugadores. Todo falló, menos Masip. Los laterales asustados, el centro del campo superado e inexistente y los dos delanteros aislados. Los centrales lentos de reflejos y descolocados, faltos de intensidad. Penalti de Roque regalado. Era imposible aspirar a algo más.

Mal haría el conjunto blanquiviloleta si pensara que tras llegar a los 14 puntos la salvación iba a ser coser y cantar. Queda mucho y hay que rascar puntos en cada partido. El Cádiz ganando al Atlético y el Girona empatando en Madrid han elevado la línea del descenso a los diez puntos. Nadie cede y todos van a luchar a muerte por agarrarse a la categoría. El equipo de Pacheta tiene una buena oportunidad el sábado de alcanzar ya los 17 puntos a falta de seis partidos para acabar la primera vuelta. Lo de Pamplona debe servir de ejemplo de lo que no puede pasar nunca más. Veremos, el sábado si se afronta el partido con defensa de dos o de tres centrales. Es lo mismo. Lo fundamental es competir bien y dar el cien por cien en cada acción. Así habrá posibilidades de ganar al Elche, de seguir sumando y de hacer olvidar a los aficionados el gatillazo de Pamplona. Demos por buena la explicación de Pacheta de “accidente” y demos al equipo el margen de confianza que se merece. Olvidemos Pamplona, que es lo mejor que podemos hacer. Es agua pasada.