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Griezmann, ahora y aquí

Tenía Griezmann que llegar al Atleti dos veces para que se le abrace como al pródigo el padre. Los pitos, pasado. Los reproches, enterrados bajo su sonrisa teñida de rosa. Porque Griezmann se marchó al Barça, vale, pero ha elegido al Atleti y eso es más importante. La grada aplaude cada fin de semana en un gracias que suena infinito. Su alegría es el motor de un equipo que pende de él no solo en la hierba. Que pende de él cuando los focos de los partidos se apagan. En los entrenamientos, en las sombras, en el día a día. Griezmann y sus risas. Griezmann y su trabajo. Griezmann y el compromiso.

Nadie que haya compartido vestuario con él habla mal del francés. Ni Messi, me apuesto. Al contrario. De naturaleza tímida aunque bromista, todos se deshacen contándole. Porque el Griezmann persona es aún mejor que el Griezmann futbolista. Un tipo que hace grupo con la fiabilidad del Loctite. Griezmann, un chico humilde y normal, un chico increíble. Que eligió como padrino de su primogénita, Mia, a Diego Godín. Señoría, no puede haber más preguntas.

El marido de Erika ha vuelto a ser ‘Grizi’

Nadie sabe qué sucederá en el derbi. Si el Madrid alcanzará las semifinales de Copa o será el Atleti. Lo que parece seguro es que todo lo de los rojiblancos girará en torno a Griezmann: no hay ejemplo mejor de cómo el Cholo puede llevar a las mesas donde comen los grandes a los futbolistas que quieren. Griezmann y su capa como bandera. Una mujer luminosa, además, camina a su lado. Sus palabras viven el mejor To be continued: “Aquí puedes ser leyenda”. En ello anda enfocado el francés. Esta noche puede escribir un importante capítulo. El marido de Erika. Ese que para el Metropolitano ha vuelto a ser Grizi. Partido a partido le pone la piel de gallina al escudo mientras se le abraza fuerte de voz. Como al hijo que se fue para solo añorar. Como al hijo que se fue para darse cuenta que solo quería volver. Al Atleti. Ahora y aquí.