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Gestionar bien el final

No es fácil terminar la carrera en el Madrid, hay quien la cierra bien y quien se la pega gorda. Hay jugadores que vieron muy pronto que no podrían aceptar tener un papel secundario y aceleraron su adiós, como Zidane; otros que, ciegos de soberbia, creyeron ser indispensables cuando el campo ya decía otra cosa y salieron volando, como Sergio Ramos o Pepe. El largo currículo blanco de Nacho o Modric demuestra que, hasta ahora, han sabido sopesar sus circunstancias y no se han equivocado al elegir.

Nacho preferido la continuidad en su papel de subalterno, que siempre terminaba jugando un número importante de partidos, antes que hacer caso a los cantos de sirena que le decían que podía ser el líder de la defensa en un equipo importante de Italia o Alemania. Siempre en un segundo plano, sin salir en la foto, pero engordando sus números y demostrando que uno puede ser necesario cuando menos se espera. Como ahora, cuando, con los centrales titulares lesionados, nadie se ha echado las manos a la cabeza porque estaba Nacho y no había dudas de su rendimiento.

Modric tuvo ofertas galácticas cuando era un titular indiscutible, pero también prefirió quedarse, sabedor de que su papel aquí era protagonista. También rechazó los millonarios cantos de sirena árabes del último verano, algo que no pudieron hacer otros como Karim. Luka todavía se veía para la élite, pero los partidos de esta temporada están demostrando que, a los 38 años, le cuesta mantener el ritmo físico alto que necesita el equipo. Indudablemente, su calidad sigue siendo estratosférica y sigue dando clases magistrales, pero cuando el juego demanda meter la quinta velocidad en la presión, el croata sufre. En su inteligencia estará el aceptar un papel de menos minutos, pero de la misma exigencia.

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