Opinión

Ganas de ilusionarse

Sacar conclusiones tras una pretemporada de apenas dos semanas es pura ansia. Xabi Alonso necesita tiempo y paciencia para implantar su idea.

Soccer Football - LaLiga - Real Madrid v Osasuna - Santiago Bernabeu, Madrid, Spain - August 19, 2025 Real Madrid's Kylian Mbappe celebrates scoring their first goal with Real Madrid's Dean Huijsen REUTERS/Violeta Santos Moura
Violeta Santos Moura
Gemma Herrero
Actualizado a

Detecto en el madridismo unas ganas bárbaras de entusiasmarse sin ser yo ni Miss Marple ni Jessica Fletcher. La llegada de Xabi Alonso al banquillo se ha vendido como una vuelta a las esencias, una recuperación de la identidad madridista, una fiesta que combinará efectividad y espectáculo, un por fin y ya era hora. Desde el día uno se habló de cómo y cuánto cambiaría el equipo sin balón, de que presionarían mogollón, de conceptos como la recuperación tras pérdida. Con tales expectativas y la maquinaria de propaganda a todo trapo resulta tan fácil ensoñarse en plan quijotesco como desinflarse cual balón de playa a las primeras de cambio.

Sacar conclusiones ya, con una pretemporada cochambrosa de apenas dos semanas y tras un Mundial de Clubes decepcionante es pura ansia, pero en el “ni tanto, ni tan calvo”, que la generación de los bailecitos de TikTok y del reto viral de cagarse en las piscinas no entenderá, está la clave. Xabi Alonso necesita tiempo y paciencia para implantar su idea y esperar luego a ver si cuaja, si los jugadores se la compran y el Bernabéu conecta, que deseando desde luego está. En el debut ante Osasuna los primeros disparos fueron desde fuera del área, el primer gol de penalti, faltó profundidad y velocidad y sobraron centros al área sin ton ni son. Nada grave ni definitivo, solo es el comienzo y ya está.

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En las últimas semanas he hecho un experimento: preguntar incluso a los muy cafeteros, a esos que se repasan partidos de hace dos temporadas y que te hablan de un extremo zurdo lituano como la estrella a descubrir, si habían visto jugar a Mastantuono. La respuesta mayoritaria ha sido no. Celebro el fervor, el apasionamiento, que ha provocado su fichaje y no tengo ni idea de si será tan bueno como dicen, pero un poco de calma sería recomendable no vaya a ser que el entusiasmo generalizado le abrase antes incluso de que aprenda por dónde se entra a la Ciudad Deportiva. Los tres primeros puntos ya están el zurrón: el optimismo puede continuar.

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