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Ya se siente titular, importante en el equipo, ha ganado en madurez y confianza, y Fede Valverde está mostrando, por fin, su tremendo potencial como futbolista. El final del curso pasado marcó un antes y un después en su carrera, y este arranque de temporada está siendo la confirmación.

El partido estaba difícil, con 0-1 para un Mallorca que defendía en 1-5-4-1 sin conceder apenas acercamientos con peligro a través del ataque posicional cuando el uruguayo aprovechó una de las pocas situaciones de la primera parte donde se podía correr para firmar un gol antológico, repleto de potencia en la conducción y precisión en el disparo para que el Madrid pudiera afrontar el segundo acto con algo más de tranquilidad.

Fede está rindiendo muy bien como falso extremo derecho porque es muy completo y hace de todo y todo bien, pero su posición es la de volante. Entre otras cosas, por poder exprimir su excelente disparo con las dos piernas. De momento, ahí tendrá que esperar ya que, a no ser que Kroos juegue de pivote defensivo, esos puestos tienen nombre y apellidos. Lo más importante es que se ha soltado del todo, se atreve a asumir riesgos y responsabilidades. Así debe ser en un jugador con grandes capacidades, sobre todo a campo abierto, donde es un cañón.