España-Serbia en un calendario agobiante

Las bajas son parte del fútbol, dijo ayer Raya en la conferencia de prensa. Es verdad, pero no recuerdo haberlas visto en tanta intensidad antes. El otro día lo comparaba con el desembarco americano en Omaha, donde caían tantos como seguían adelante, y ayer me dio por representarme a De la Fuente como al anciano pescador de ‘El viejo y el mar’ en aquella lucha angustiosa para salvar su captura, un enorme pez vela, del incesante asalto de los tiburones, que acaban devorando todo menos la cabeza y la raspa. Para recibir hoy a Serbia sólo están aptos cuatro de los once titulares que jugaron la final de la Eurocopa.

Por suerte, esto no es un club, sino la Selección. Cuando en un club se acumulan tantas bajas hay que tirar de más abajo, y salvo que se trate del Barça, la calidad disminuye mucho. En el caso de la Selección, basta con descender un escalón por la pirámide para encontrar jugadores aptos, quizá no tan buenos como los que no están, pero en absoluto desdeñables. Estos apuros nos están sirviendo, por ejemplo, para admirarnos de la capacidad de Raya, hasta ahora sólo conocido por los degustadores de la Premier, o valorar el grado de madurez que en su conocida calidad ha alcanzado Baena, que va para futbolista grande.

Con lo que queda, es de esperar que dé para ganar a Serbia, a la que ya empatamos en su campo y que sigue sin su jugador más relevante, Vlahovic, en guerra con el seleccionador. Esa victoria garantizaría ya uno de los dos primeros puestos del grupo con el consiguiente acceso a los cuartos, introducidos en esta edición, lo que, dicho sea de paso, ocupa otras dos fechas oficiales de ese calendario a reventar. El calendario es el tema del curso. Ligas y jugadores anunciaron ayer una demanda conjunta contra la FIFA, por ese Mundial de Clubes que pretende para este verano en plan “como éramos pocos parió la abuela”.

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