España-Italia con Modric al fondo
Ambientadísima semifinal entre Países Bajos y Croacia, con 14.000 balcánicos en las gradas que festejaron una brillante victoria, 2-4 prórroga mediante, que les coloca en la final. Un gran partido, con Modric en papel estelar. El de ayer entra en la docena de mejores partidos de su carrera, y aún podríamos reducir el número. Dueño del campo y del balón, seguro, exquisito, valiente, estratega, con mando y con filo. Él provocó el primer penalti, que puso a Croacia 1-2, y él transformó el que valía el 2-4 y significaba el cierre del partido con una calma de témpano en medio de una noche volcánica. Por un jugador así merece la pena un viaje tan largo.
Hoy toca el España-Italia en Enschede, me figuro que mucho menos ambientado. En ninguno de los dos países ha prendido la Nations League y tampoco habrá en el partido un Modric que te anime a cruzar media Europa con ilusión. No es fácil que haya ni cinco mil seguidores por equipo, los más de ellos ‘erasmus’ o trabajadores a los que la cosa les quede cerca. Pero aunque nos pille con pocas ganas, es todo un España-Italia, un eslabón más en una viejísima rivalidad que en nuestro caso produjo una de las grandes perlas, si no la mayor, de nuestra historia, aquel 4-0 de la Eurocopa 2012, del que quedan Bonucci, Jordi Alba y Navas, suplente en la ocasión.
El partido tiene su miga. Para Mancini será el fin de un ciclo, tras el cual afrontará la renovación de una selección que ha faltado a los dos últimos mundiales pero ha ganado la Eurocopa intermedia, toda una exhibición de irregularidad. Para España es el eterno principio de un ciclo que lleva arrancando sin arrancar del todo desde que llegó Luis Enrique. Importante para De la Fuente, que empieza a ser mirado con desconfianza. O quizá lo que se mira con desconfianza es a la propia Selección por tantas decepciones y malos rollos como nos han caído encima desde aquel 4-0. Una victoria hoy sería un buen punto de partida para sacudirnos la mufa.