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Entre el acné y la testosterona

Después de ver a las campeonas del mundo, el fútbol de los chicos parece un peldaño por debajo. Es como si el exceso de revoluciones y testosterona lo atrofiase, ya sea en el campo o entregando una medalla de oro sobre una tarima. El Barça no tenía sin embargo más opción que pisar a fondo el acelerador y apretar los dientes desde el inicio. Saltó al césped a cinco puntos del Madrid cuando solo se cumplía la segunda jornada. Quizás no sea la mejor forma de estrenar domicilio, aunque sea de alquiler.

La testosterona sin control, como la velocidad, es a veces un incordio, y alguien debiera decírselo a Gavi que se fue a la caseta con una estúpida tarjeta ganada a pulso cuando ya el árbitro había pitado el descanso. Será cosa de la edad, la post adolescencia rebelde de este Barça con acné. Casi medio equipo titular no pasa apenas de los 20 años, como Pedri, que decidió bajar las revoluciones y el balón para resolver cuando sus compañeros empezaban ya a tragar saliva. Los centros a la olla en bucle del segundo tiempo era un síntoma de lo que sufre el Barça cuando el rival coloca una alambrada de espinos al borde del área. Ahí puso la pausa el canario pare recordarnos que el ADN azulgrana transita a ras de hierba y no a cielo abierto.

P.D. Ah, por si aún no lo sabía, SOMOS CAMPEONAS DEL MUNDO.