Empate milagroso

Un gol en el minuto 92 y otro en el 94′ le dieron al Real Zaragoza un empate milagroso en Granada, un empate que pone un ligero freno a una crisis de tomo y lomo y que saca momentáneamente a Miguel Ángel Ramírez de la cuerda floja. El Zaragoza jugó durante más de una hora contra diez y puso al descubierto todas sus miserias y las de su entrenador, que son legión, pero se marcha a casa con un punto que alivia una segunda parte calamitosa y de completa impotencia futbolística.

Jair, Keidi Bare, Liso, Bazdar y Soberón fueron las cinco novedades en el once de Ramírez, que esta vez ordenó a su equipo en un 4-2-3-1, con Soberón por detrás de Bazdar, pese a que el internacional bosnio no es un ‘9′ referencial y necesita libertad plena de movimientos para expresar todas sus virtudes creativas.

Ni Ramírez ni Escribá son técnicos proactivos y casi siempre acostumbran a jugar en función del rival y a esperar a que éste se equivoque, pero, quizá porque la necesidad aprieta ya más de la cuenta, el Zaragoza salió al partido con más decisión que de costumbre, presionando arriba al Granada y ganando los balones aéreos y las segundas jugadas, lo que le permitió llevar la iniciativa y enlazar algún ataque peligroso en los primeros veinte minutos.

Sin embargo, un movimiento táctico del Granada lo cambió todo. Escribá rectificó su reservón 5-3-2 por un 4-4-2 elástico y el efecto fue inmediato con el gol de Rebbach, que aprovechó el hundimiento de la defensa del Zaragoza, todo un clásico desde la llegada de Ramírez, para sorprender a Femenías con un derechazo con mucho efecto. Por momentos se vino abajo la puesta en escena del equipo aragonés, pero una entrada durísima de Gonzalo Villar sobre Francho dejó al Granada con diez jugadores a los 35 minutos y el juego volvió a girar en favor del Zaragoza, al que le pudo la precipitación hasta el descanso.

El partido se le acabó de torcer al Zaragoza a los tres minutos de la segunda parte, con el segundo gol del Granada, un gol que retrató a toda la defensa, empezando por Tasende y acabando por Arriaga, un gol que hundió al equipo aragonés y anuló su capacidad de reacción, pese a jugar durante una hora con un futbolista más. Pura impotencia durante muchísimos minutos, hasta que el genio y la fe de Pau Sans y un milagroso arreón final con dos goles rescataron un valioso punto.

Ramírez vino a cambiarlo todo, lanzando reproches a diestro y siniestro, pero la realidad no ha dejado de desnudarle jornada a jornada: seis puntos de 21, seis puntos en siete partidos. El grancanario se va a jugar su crédito frente al Sporting y el Eldense en La Romareda.