El tenis pasional de Davidovich
Los octavos del Madrid Open arrancan hoy con cuatro españoles en el cuadro masculino, que habría que elevar a cinco sin incluimos la comparecencia de Paula Badosa en el femenino, eliminada ayer en esa misma fase por María Sakkari. Los cuatro españoles son Carlos Alcaraz, Álex Davidovich, Jaume Munar y Bernabé Zapata. La presencia de Carlitos, el vigente campeón, era más que esperada, por calidad y ranking. No tanto la de los otros tres. De hecho, Munar y Zapata han superado en Madrid sus registros en un Masters 1.000. El caso de Davidovich es diferente, porque ya jugó el año pasado la final de Montecarlo. El avance de estos tres jugadores confirma la buena salud del tenis español, que cada década brinda figuras que luchan por los Grand Slams, con el cénit extraterrestre culminado por Rafa Nadal, pero que también dispone de una digna clase media, que logra destellos puntuales. Hoy hablamos de Munar, Zapata y Davidovich, como otras veces lo hicimos de Roberto Bautista o Pablo Carreño.
El apoyo del público de Madrid también ha ayudado, por supuesto. Lo vimos en la mágica noche del domingo, o habría que decir madrugada, cuando Davidovich Fokina fue capaz de doblegar a Holger Rune, el número siete del mundo, en un choque de más de tres horas. El año pasado también batió a Novak Djokovic, para él no es nuevo combatir contra los top-10. Foki es un tenista pasional, aliado con el espectáculo, que se creció con el ardor de la grada. El malagueño, de 23 años, fue campeón júnior de Wimbledon en 2017, año en el que recibió el Premio AS Promesa. Todavía recuerdo la ilusión con la que vivió aquella Gala del 50 Aniversario, rodeado de campeones históricos y de los Reyes, con el mismo fuego que aplica a cada raquetazo. Su energía transmite. Y le condujo a protagonizar uno de los grandes partidos del torneo… Quizá el mejor.