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El rugby descruza los dedos

El humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero a la tercera fue la vencida... El refranero español ha sido sabio con el rugby español, que por tercera vez consecutiva ha logrado el pasaporte para el Mundial en el campo de juego, aparentemente de manera definitiva y sin amenazas de sobresalto, después de las dos descalificaciones en los despachos para las ediciones de 2019 y 2023 por meteduras de pata en la elegibilidad de los jugadores. Esas dos veces había un runrún por detrás que ahora no se escucha, porque, como tranquiliza Juan Carlos Martín ‘Hansen’, el presidente de la Federación, se ha montado “una triple línea de defensa” para que no se vuelva a colar ningún nacionalizado a medias.

Con esa piedra fuera del camino, ya podemos también descruzar los dedos en el ámbito deportivo. Ahora que la clasificación ya es matemática, independientemente del resultado del próximo domingo en el España-Georgia, podemos decir en voz alta lo que la mayoría callaba, en especial en el entorno de la Selección, por aquello de la superstición, la cautela elegante y el respeto al rival: el XV del León tenía muy fácil, más fácil que nunca, el acceso a la Copa del Mundo. Bastaba con ganar a Holanda y Suiza, dos selecciones bastante más flojas que la española. De hecho, al país helvético se envió a la unidad B, que sobró para voltear al rival, aunque se vivieran algunos momentos de nubarrones. Ante esos dos mismos oponentes, Georgia ha sumado un 150-7. Los de Pablo Bouza se han quedado en 96-37. No había necesidad de sufrir.

Con el billete a Australia 2027 en el bolsillo, España regresará a un Mundial 28 años después. Pero quizá lo más importante es que se refuerzan los cimientos para avanzar en ese plan de crecimiento a diez años de la FER, apoyada por World Rugby, para despertar al gigante dormido. Los Leones tienen una de las llaves del futuro.

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