El Real Valladolid alcanza velocidad de crucero
El Real Valladolid ha logrado dos victorias en tres días, seis puntos en 72 horas que han resultado como el maná caído del cielo. Dos triunfos inesperados que dan sosiego y confianza al equipo. Un equipo que parece convencido de sus posibilidades y que aparenta unión, aspecto fundamental. Me gustó especialmente ver al final a todos los componentes del conjunto pucelano, titulares y suplentes, celebrar la victoria por todo lo alto. En un vestuario siempre hay egos y cada uno es un mundo individual. A lo largo de una temporada pasan mil cosas y el que juega siempre está más contento que el que no juega. Muchas veces hay “caritas” cuando se realiza un cambio. Son cosas habituales, pero ahí aparece la gestión de grupo del entrenador. En este aspecto, da la sensación de que Pacheta sabe hacerlo muy bien. El grupo parece sólido y fuerte.
Han sido dos victorias muy trabajadas y que han coincidido con el cambio de sistema de juego. El Valladolid venía jugando con cuatro atrás pero con un único punta. Así, había hecho seis goles en nueve partidos. Con tres centrales y dos delanteros, cinco goles en dos partidos. Y además, logrando una seguridad defensiva que hacía bastante falta. Se ha demostrado, pues, que jugar así no es una locura y que, cuando el 5-3-2 se hace bien, es un sistema muy interesante. Los sistemas no son mejores ni peores, se ejecutan bien o se ejecutan mal. Cualquier sistema, si se hace bien, puede dar buenos resultados y aquí está la prueba.
Tengo la sensación de que esta semana ha marcado el camino a seguir. El conjunto blanquivioleta le ha perdido definitivamente el miedo, que no el respeto, a la categoría y ha ganado en autoestima. Hace una semana todo era negativo tras la derrota de Barcelona y con Ronaldo en el Bernabéu, cosa que a alguno le produjo un disgusto terrible. Ahora todo es maravilloso y ya nadie sabe donde ha estado Ronaldo en los últimos días. No importa, hemos ganado. Hemos pasado rápidamente del negro al blanco. Es fútbol, suele ocurrir. Al menos, hoy nadie duda de que se puede ir con todas las consecuencias a ganar el próximo domingo en Pamplona. Equilibrio.
Capítulo aparte merece el público de Valladolid. 17.000 personas bajo la lluvia y en miércoles ante el Celta y casi 22.000 ante la Real Sociedad es un lujo y un patrimonio que está ahí. El club tiene un respaldo fiel que le tiene que servir de ayuda a la hora de consolidar su permanencia en Primera. Es un aspecto que no puede pasar desapercibido, el incondicional apoyo de la afición.
Y todo esto con la Copa ya sorteada. El Barbadás de Ourense será el rival. Un equipo de Preferente que vivirá su gran noche ante los de Pacheta. Esta es la mejor forma de visitar lugares y a equipos de los que ni siquiera teníamos constancia de su existencia. Es la salsa del torneo copero. Y habrá pocas sorpresas, aunque alguna habrá, ya lo verán.