El objetivo ya no es ir, es competir
La Federación Española de Atletismo ha anunciado esta semana la Selección para los Europeos de Múnich, que arrancan el 15 de agosto. Se trata de la lista más amplia de siempre, compuesta por 93 atletas, a los que ahora hay que restar dos bajas. Como cualquier convocatoria de cualquier deporte, ha causado discrepancias. Las críticas, que hacen bastante ruido, se han propagado desde la fecha de su publicación, unas veces expresadas por los deportistas agraviados y otras por amigos o compañeros, y han puesto en la diana a Pepe Peiró, el responsable último de diseñar el equipo… como en cualquier otro deporte. Los atletas que se consideran perjudicados están en su derecho a quejarse, claro, lo que no significa que todos lleven razón. Incluso, aunque la lleven, la única opinión vinculante es la del seleccionador.
Hubo un tiempo, con otros gestores, que la Federación desplazaba equipos muy numerosos, que terminaban rápidamente sus participaciones en la primera ronda, lo que a veces incluía nulos sonrojantes o lesiones silenciadas. La imagen no siempre era la mejor para nuestro deporte. Una de las causas era que el atleta dedicaba más esfuerzo en lograr una mínima, que en alcanzar la competición en su momento más óptimo de forma. El objetivo era ir, no competir. Ahora las marcas son sólo un criterio, pero no el definitivo. También hay otras pautas, más subjetivas, como los antecedentes con la camiseta de España, la proyección, el potencial para los próximos Juegos, las posibilidades de superar la ronda inicial… Hay que admitir que con esta política, la actitud de los atletas en Campeonatos ha mejorado. Eso es una realidad. Peiró se puede equivocar o no, entra dentro de los riesgos de su cargo. También en los recientes Mundiales de Eugene recibió críticas por seleccionar a Mario García Romo para el 1.500… y queda bien claro que acertó.