El margen de Flick

Con ocho bajas, cuatro puntos de ventaja sobre el Real Madrid y siete victorias en los siete partidos disputados en LaLiga, Hansi Flick decidió que cinco jugadores descansaran de inicio en Pamplona: Lamine Yamal, Raphinha, Casadó, Iñigo Martínez y Balde. La pareja de centrales, por ejemplo, estaba formada por Pau Cubarsí y Sergi Domínguez, con 17 y 19 años respectivamente. El riesgo era evidente y el 2-0 en el marcador al descanso sin que el Barça disparara ni una sola vez a puerta, contundente. El 4-2 final, justo. Hasta aquí los números.

Flick tenía margen y optó por ser radical. El extraordinario arranque de temporada de los culés no tapaba que el equipo está cogido con alfileres, sino que le otorgaba aún más mérito: imposible sacar más rédito de un atajo de adolescentes cuyos nombres ni conocíamos hasta hace un mes, increíble el cambio, el rendimiento, el compromiso, de futbolistas como Koundé, Raphinha o Lewandowski.

Las maquinitas, los datos físicos de los que dispone el técnico y que alertan de la fatiga muscular y, por lo tanto, del riesgo de lesiones junto a un calendario de frenopático que obliga a rotar, también cuentan. Me cuesta imaginar que los mismos que han puesto a Flick por las nubes, le coloquen ahora un debe por la derrota ante Osasuna, la primera de la temporada en el campeonato nacional ante un rival que sólo se había dejado en casa un empate frente al Leganés, pero cosas más raras he visto.

Lo de hasta el partido en El Sadar era insólito, excepcional, y conviene no olvidar que el Barça anda con lo justo, que Yamal no puede jugarlo todo con 17 años y que por muy buena que sea la cantera, hace falta un De Jong al que no vemos el pelo desde abril. El baño de realidad iba a llegar tarde o temprano, pero es de justicia señalar que Flick está haciendo lo que puede con lo que tiene y que lo que hay, como señaló primero Koeman y después Xavi, no es su chiringuito, sino el de un club que para poder inscribir a Olmo tuvo que esperar a que se lesionara Christensen.