El Madrid sufre en Europa
La derrota ante el Panathinaikos era previsible, pero la relevancia del tropiezo es que desnuda la realidad blanca y proyecta un futuro oscuro en la Euroliga.


Que el Real Madrid de baloncesto tiene un problema esta temporada, no es ningún secreto. Sobre todo, en Europa. Atrás quedan las plácidas clasificaciones para el playoff de los dos últimos años, con factor cancha incluido. Este curso toca sufrir. Quizá hasta la jornada final. Una semana después de batir apuradamente a un mermado Barça, los blancos cayeron rotundamente en Atenas ante el Panathinaikos, en una reedición de la última final de la Euroliga, aunque con plantillas más desequilibradas que entonces. La derrota entraba en los pronósticos. Los helenos conforman uno de los equipos más potentes de esta edición, y en su fortín del OAKA son prácticamente inaccesibles (12-2). Ya hizo bastante el Madrid con su triunfo en la ida y con no perder la cara al partido hasta la recta final. La salida en tromba de los griegos, con Kevin Nunn y Juancho Hernangómez al frente, pudo ser frenada por los de Chus Mateo, que llegaron a ponerse a seis puntos en el último cuarto. El Madrid siempre compite, eso no se le puede negar.
La derrota era previsible, como decíamos, pero la relevancia del tropiezo es que desnuda la realidad blanca y proyecta un futuro oscuro en la competición. No porque no vaya a ser capaz de acceder al play in, que objetivamente tiene que ser la aspiración. Con cuatro victorias en los seis encuentros restantes, algo factible, estaría dentro. Pero luego, ¿qué? Si superara ese escollo, que está por ver, luego tendría un cruce envenenado ante uno de los primeros clasificados, que con la cancha a favor no parecen hoy al alcance. Hablamos del Olympiacos, del Fenerbahçe, del propio Panathinaikos… El balance madridista fuera de su casa es de 4-10. Ese es el dato. En el deporte hay que agarrarse siempre a la esperanza, y más un equipo como el Madrid, que no conoce la palabra rendición, pero las cosas son como son.
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